Pues bien, ha llegado el día. Mañana saldremos de dudas y
se resolverá el enigma del “no habrá –
habrá referéndum”. Tras la vorágine de acontecimientos y noticias de las
últimas semanas, por fin hemos llegado al famoso choque de trenes. Estoy seguro
de que todos hemos tomado buena nota de lo que ha estado pasando este mes de
septiembre, lo que, por muchos motivos, pasará a la historia de los cambios.
Algunos que se me ocurren:
· En plena
era de la información, hemos conseguido darle la vuelta al concepto, y no sólo
la sociedad como masa sino también las personas que la componen, se hallan en
un estado de desinformación, de “infoxicación”. Muchos ciudadanos, desbordados por la enorme cantidad de mensajes que les llegan por múltiples canales, han llegado al punto de perder la capacidad de dudar y cuestionar la veracidad de
la información.
· En los
momentos en que se tensan las opciones, se pierde la capacidad de evaluación
neutra de las cosas y las personas se dejan arrastrar por lo que las mayorías
situadas en cada extremo tienen como proclamas. Ya no caben los matices a un
lado y otro y menos aún las posiciones intermedias. Sólo existe A y B.
· La
irrupción de las redes sociales y, sobre todo, de Whatsapp en la creación y mantenimiento del clima que ambos extremos
desean ha sido espectacular. En detrimento de otros canales que en el pasado
eran los únicos que vehiculaban la información, los mensajes instantáneos que
recibimos en cualquier momento y lugar han ocupado una posición de privilegio a
la hora de construir los imaginarios del enfrentamiento. Sin duda influye que los
mensajes se reciban de amigos y personas afines que los dotan de credibilidad.
· Sólo
una escasa minoría es capaz de contrastar la constante información que recibe
por estos canales, que pasan a ser lo que antes era la televisión (“si lo dicen en televisión es que es verdad”).
Así, se llega al punto que noticias claramente absurdas o imposibles son
capaces de impactar en miles y miles de personas hasta hacerse creíbles, total o parcialmente, pero lo suficiente como para influir en el modo de pensar. Da
miedo imaginar cómo pueden llegar a manipularnos en el futuro (¿presente?)
redes organizadas e interesadas en provocar determinados estados de opinión.
· Crear
un relato vibrante y pasional de los hechos nos hace sentirnos próximos al
mismo. Sin duda, el que han construido los partidarios de la independencia
cumple con estos requisitos. Por el
contrario, el relato de la ley estricta y la opresión no puede más que generar
rechazo (y adhesión al relato opuesto), lo que parece que no han sabido calibrar
bien los impulsores del mismo. Cabe pensar que no es el que ellos deseaban y no
han conseguido el objetivo que buscaban.
· Sorprende
muchísimo como las fuerzas democráticas de izquierda no han levantado su voz ante
la enorme cantidad de disparates que han estado ocurriendo estas semanas en
Catalunya. Por mucho menos, a finales de la década de los 70 o durante los 80
se hubieran convocado actos multitudinarios de protesta por toda España. Ahora
apenas hemos visto tímidas manifestaciones en este sentido en Madrid y pocos
sitios más. ¿Una muestra del enorme aburguesamiento de la sociedad española?
Fuerzas policiales entrando en imprentas y requisando panfletos, convocatorias
de reuniones prohibidas y anuladas, internet censurado con cientos de páginas
web bloqueadas, fiscales ordenando sin parar actuaciones policiales represivas
hasta el extremo de ser reprendidos por la propia autoridad judicial, guardias
civiles entrando en dependencias oficiales para requisar documentación,
colegios públicos, centros cívicos, bibliotecas precintadas durante días con
identificación de personas presentes en las mismas, policías entrando en
domicilios particulares para buscar propaganda política, traslado de miles de
fuerzas policiales a una comunidad autónoma por hechos que pueden ocurrir pero
no están ocurriendo (ni en las peores épocas de ETA sucedió algo semejante) y
encima alojados en lugares que ni el mejor de los guionistas podría haber
elegido (pobre piolín), amenazas de persecución penal por parte de miembros del
Gobierno de España a ciudadanos por haber participado en una manifestación en
la que no se produjo ni el más mínimo alboroto ni brote de violencia, más de
700 alcaldes imputados de un total de 900 y llamados a declarar con amenaza de
detención y, por poner un ejemplo más y dejando lo más grave para el final,
detención de personas, políticos y técnicos de la administración pública, algunos
cuando llevaban a sus hijos al colegio. ¡Políticos detenidos por hacer política! Y a pesar de esta
larga lista de acontecimientos, las voces airadas de protesta que cabría
esperar en España no se han hecho oír. ¿Qué está ocurriendo? ¿Y la defensa de los
derechos humanos? ¿Dónde está la solidaridad ante la represión?
· No
sólo se trata de que falte información sino de algo peor: los canales de
comunicación, públicos y privados, han perdido también la neutralidad
informativa. Ya sé que no es algo nuevo, que siempre ha sido así y que todos
los medios de información han tenido en la historia una inclinación u otra.
Pero lo que está ocurriendo ahora es muy exagerado. Para los miles y miles de
ciudadanos cuya única fuente de información siguen siendo los canales clásicos,
la televisión, la prensa y la radio, la información neutra y veraz simplemente
ha desaparecido. Da pena, mucha pena, ver, leer o escuchar a los periodistas de
estos medios utilizando de forma insultante el lenguaje para emitir un sentido
interesado de la noticia. Las palabras lo son todo y su uso evidencia muchas
cosas. Por poner un ejemplo muy reciente en una información que ha repetido
buena parte de la prensa inclinada hacia un lado determinado de la balanza: “se utiliza a niños como escudos humanos en
las escuelas para evitar su clausura” ¿Escudos humanos? ¿Cuándo perdimos el
juicio?
· Estamos
tan inmersos en el desenlace que hemos olvidado el origen. Los que ahora acusan
de hispanofobia a unos organizaron recogidas de firmas por millones haciendo
proselitismo de catalanofobia por toda España. ¿Qué esperaban que ocurriera? Un
President de la Generalitat poco susceptible de ser acusado de radical
independentista como fue José Montilla ya avisó del efecto de desafección que
aquello iba a provocar. Y aquí estamos.
· En
Catalunya, las muestras de apoyo al hecho de querer votar han sido inmensas y
absolutamente transversales. Personas de diferente condición, jóvenes y jubilados,
directivos y obreros, religiosos y antisistema, de derechas y de izquierdas,
del campo y de la ciudad, etc… Una transversalidad inaudita y que sólo se ha conseguido
con el apoyo de los lamentables comportamientos de los que han utilizado al “catalán”,
así, como una palabra genérica, para sacar provecho propio fuera de Catalunya.
Y este apoyo transversal se oculta en los medios que emiten noticias en España,
que lo quieren reducir a unos exaltados o a una abducción que se recibe como una enorme falta de respeto. Cientos de asociaciones civiles de
todo tipo unidas en la defensa de los derechos conculcados estos días y en el
llamamiento a la resistencia pacífica, debería ser motivo de noticia y en
cambio, lo que se difunde fuera es que la policía catalana ha decidido no
utilizar la fuerza para evitar lo que mañana vaya a ocurrir, ¡y se difunde como
una noticia negativa!
En estos momentos, en la mayoría de centros públicos, sobre
todo escuelas, donde está prevista la votación de mañana, cientos de personas
voluntarias y organizadas están manteniendo actividades lúdicas noche y día con
el fin de evitar su cierre preventivo. Es una situación que si no fuera por la
gravedad de todo lo que está ocurriendo haría mucha gracia. Desde campeonatos
de parchís sin fin hasta comidas populares. En algunos colegios de pequeñas
poblaciones, incluso se ha procedido a quitar literalmente la puerta de entrada
como un símbolo de la imposibilidad de su precinto. Y a todo ello policías
entrando a pedir explicaciones de las actividades organizadas y tomando los
datos de los presentes. El día que se haga una película de todo esto, que estoy
seguro de que se hará, lo que está pasando hoy dará mucho juego.
Nada será lo mismo a partir de lo que ha ocurrido este mes
de septiembre. Si alguien puede pensar que a partir del lunes las aguas tienen
la más mínima posibilidad de volver a su cauce previo a todo esto está muy
equivocado. Entre unos y otros la cuerda se ha roto de tanto tensarla (y según
lo que ocurra mañana no sólo estará rota sino totalmente reducida a cenizas). Y
esto sólo favorece a una de las partes: tanto si nos gusta como si no,
Catalunya está llamada a ser un país independiente, seguramente no la semana
que viene, pero lo será.
Y a ello han contribuido todos, los que están a favor y los
que están en contra. Han generado una fuerte polaridad sin término medio que
nos ha abocado a un abismo entre las dos partes. La fuerte emoción generada en
los dos bandos hace que la situación sea irreconciliable. Todos los personajes que
han participado (políticos y entidades, fiscales, jueces y policías,
periodistas y tertulianos y los ciudadanos anónimos de aquí y de allá) sin
saberlo son actores de una obra que irremediablemente sólo tiene un final.
Mañana
empieza otro capítulo.
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