Cosas curiosas, cómo el origen de la letra A, que proviene de la palabra que designaba a un buey (aleph) cuyo simbolismo, con el hocico mirando hacia arriba y los cuernos como base, aún podemos reconocer en nuestra letra.
O la M, proveniente de las ondas que significaban agua (Mym en idioma protosinaítico) y que aún pueden reconocerse aunque se hayan encorsetado en una simetría angular propia de los griegos.
Curioso que la palabra que significaba serpiente no se convirtiera en nuestra S. Pues no, por el mismo motivo que convirtió ondas en ángulos en la M, la sinuosa serpiente se convirtió en nuestra N (Nun, serpiente en protosinaítico).
Lo de la S es algo inaudito: proviene en origen de la palabra Shin, dientes. Por favor, no os lo perdáis, mirad el grafismo original: ¡es una muela!.
A continuación represento las principales letras del abecedario (cabe tener en cuenta que algunas derivan de otras, como la G de la C ó la W de la V y ésta de la U, etc.).
