sábado, 23 de julio de 2011
UNA VIDA BUCÓLICA Y FELIZ
Hoy viene en el periódico un artículo a doble página titulado "Tendencias, La Buena Vida" en el que se relata el auge de la "filosofía del decrecimiento". Por lo visto son cada vez más numerosos los jóvenes que optan por salir de la ciudad y emprender una vida en comunidad junto con otros jóvenes de igual forma de pensar, orientados todos ellos a una vida en común con menos bienes y posesiones y más sosiego y felicidad.
Uno de los jóvenes que se destaca como ejemplo de esta tendencia dice: "Cuando la gente trabaja ocho horas, llega a casa y lo único que hace es mirar la tele, quedarse aplatanado. En cambio, ahora tengo más tiempo para actividades creativas. Yo creo que el decrecimiento es una crítica a la idea de que el trabajo es el centro hegemónico de nuestra vida".
Autoabastecerse, usar menos recursos, gastar menos dinero, reducir al mínimo la jornada laboral se exponen como algo aspiracional que conduce a la felicidad.
Es algo estupendo y envidiable... Obviamente estos jóvenes que dado su bajo nivel de ingresos, su capacidad de autoabastecerse y su bajo nivel de consumo cabe suponer que entre sus ideales de felicidad está el de pagar un mínimo de impuestos (un mínimo probablemente cercano al cero, dado su bajo nivel de productividad), serán coherentes con ello y:
* Cuando enfermen no utilizarán la sanidad pública y si la enfermedad requiere ingreso, por supuesto rechazarán tal posibilidad.
* Cuando tengan hijos, aparte de tenerlos correteando entre la margaritas y los tomates del huerto, optarán por la no escolarización en la pequeña pero muy digna escuela pública del pueblo más cercano.
* Desearán que haya vigilancia en la zona, que la polícia o los agentes rurales o los guardias municipales les ofrezcan un mínimo de protección ante los malvados ladrones que pudieran merodear por el entorno.
* Defenderán que las líneas ferroviarias que pasan por la zona, a pesar de ser deficitarias, se mantengan con fondos públicos, ya que son imprescindibles para la cohesión geográfica del país.
* Estarán de acuerdo en que a las personas que sufren el desempleo el Estado las ayude con el correspondiente subsidio.
* Y, por poner un punto más a estos deseos que seguramente forman parte de su idea de felicidad, esperan cuando sean viejecitos disponer de una mínima pensión que les siga permitiendo disfrutar de su envidiable estado de autosubsistencia.
No hay ningún problema en todo ello. Para eso estamos aquellos que sí creemos en el desarrollo, los que manejamos con responsabilidad el concepto tan denostado de productividad, los que trabajamos más de ocho horas al día, aquellos que aportamos a la sociedad nuestros esfuerzos para que una buena parte del sueldo que ganamos con ese esfuerzo se destine a sufragar, soportar y hacer posible un estado de bienestar logrado hasta ahora con el esfuerzo de muchos pero que cada vez pagamos más pocos.
En fin, una Tendencia apetecible. Igual nos apuntamos todos a ello. A mí me da qué pensar... sobre todo porque algo tan serio como la prensa lo explica como una solución a los males de nuestra actual sociedad...
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