Llegas a mi como si fuera tu último anclaje.
Eres inmensa. Más inmensa en tu azul
que la línea de tus fronteras.
Y tienes obsesión por mi.
Me regalas olas y el siseo acompasado
de tus idas y venidas,
como si yo mereciera
una celebración constante e infinita.
No adivino tus intenciones
ni sé ver más allá
de la cortina de tus aguas cimbreantes.
Pero sabes que tus formas me someten,
que tu presencia me embriaga
y que sólo con contemplarte,
con saber que estás ahí,
mi ánimo carga vida.
Me adulas con tu llegar
y tu cálida templanza.
Tú te llamas mar
y yo frente a ti me ahogo de esperanza.
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Precioso Josep. Un abrazo.
ResponderEliminarÚrsula.
¡Gracias!!!!
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