Los anhelos se desvanecen
entre nubes incendiarias
que marcan el camino.
Arde el día moribundo,
prendido en occidentes lejanos e imposibles.
Las cenizas de una memoria
más allá de la razón,
se esparcen y revolotean
en el aire caliente y pesado
de este fin del mundo.
Llega la noche salvadora
y sólo ella con sus estrellas
cargadas de olvido,
sofocará tanto desasosiego
y tanta cólera.
Por la mañana aún arderán,
breves, las brasas de la devastación.
=====================================
No hay comentarios:
Publicar un comentario