domingo, 25 de abril de 2010

LA BATALLA DE ACCIO

LA BATALLA DE ACCIO




1. ANTECEDENTES

Los conspiradores y asesinos de Julio César ya habían sido eliminados, en un trabajo conjunto entre Octavio y Marco Antonio. Tras su eliminación, el llamado Segundo Triunvirato se repartió los territorios bajo dominio romano: Lépido, el jefe de los ejércitos de César, se quedó en África, mientras Octavio, su heredero, y Marco Antonio, ex-lugarteniente de César, se repartían la parte occidental y oriental del Mediterráneo respectivamente.

Tras el reparto, cada uno se dedicó a consolidar su posición y a conspirar contra el otro. A Octavio no le resultó fácil hacerse con el poder de la capital, tras años de guerra civil y enfrentamientos y con muy poco haber en su historial como gobernante. Pero lo consiguió, y en pocos años ya gozaba de crédito suficiente como para afrontar su propósito: eliminar a Marco Antonio y quedarse con todo el poder. Marco Antonio, por su parte, había malgastado esos años en una vida libertina en Alejandría, junto a Cleopatra.



2. LOS GENERALES

OCTAVIO



Octavio

Cayo Julio César Octavio Augusto (Roma 23 de septiembre 63 aC.–19 de agosto 14 dC.), de nombre Octavio durante el período de su vida anterior al año 27 aC, es considerado como el primer, y más importante de los emperadores romanos, aunque él mismo no se consideró como tal durante su reinado, prefiriendo usar el título republicano tradicional de princeps civium (esto es, el primero de los ciudadanos). Augusto mantuvo externamente las instituciones republicanas, pero en realidad reinó como un autócrata durante más de 40 años. Acabó con un siglo de guerras civiles y dio a Roma una era de paz (Pax Romana), prosperidad y grandeza imperial.

Octavio era sobrino nieto de Julio César que, cuando fue asesinado el 15 de marzo de 44 aC., le nombró su heredero.

Con apenas 18 años y siendo un desconocido para los ciudadanos de Roma, se enfrentó al lugarteniente de César, Marco Antonio, que esperaba ser el heredero de Julio César.

El año 43 aC se hace nombrar cónsul con poderes especiales para perseguir a los asesinos de César. En noviembre de 43 aC se forma el Segundo Triunvirato entre Octavio, Marco Antonio y Lépido, jefe del ejército de César.

En el 42 aC., Bruto y Casio, los asesinos de César, son derrotados en la batalla de Filipos, por las tropas conjuntas de Octavio y Marco Antonio. A partir de ese momento, los caminos de ambos se separan y empieza su lucha por el poder.

Octavio no tenía experiencia militar, pero contaba con la ayuda de un general de la altura de Agripa.

Marco Antonio



Marco Antonio

Marco Antonio, (Roma, circa 83 aC - Alejandría, 30 aC). Fue un importante colaborador de Julio César, como comandante militar y administrador.

Era familiar lejano de César y lo acompañó en sus campañas de las Galias, mostrando su talento como comandante de la caballería y destacando por su valentía y coraje. Mostró siempre una lealtad a César a toda prueba.

Con César como dictador, Marco Antonio fue nombrado magister equitum, siendo la mano derecha del dictador y permaneciendo como administrador de Italia (47 adC), mientras César luchaba contra los últimos pompeyanos, quienes se habían refugiado en África.

A la muerte de Julio César, Marco Antonio sufrió una gran decepción al comprobar que en el testamento no constaba como heredero legítimo de su mentor. Peor aún, el heredero era un jovenzuelo casi desconocido que no había demostrado nunca su valía como militar ni como político.

Tras la disolución del Segundo Triunvirato el 33 aC., la tensión entre Octavio y Marco Antonio se convirtió en una guerra civil abierta.

La batalla de Accio fue el principio de su fin y de su aliada y amante Cleopatra.



Cleopatra



3. LOS PREPARATIVOS

La propaganda oficial de Augusto, unida a la negligente actuación de Marco Antonio, su alianza con la reina Cleopatra y la deserción y huida de Roma de los cónsules y senadores partidarios de Marco Antonio el año 31 aC, provocaron una escalada en las hostilidades entre ambos triunviros. Marco Antonio sabía que el enfrentamiento entre las tropas de oriente y occidente no tardaría en llegar y se preparó para ello. Convenció a numerosos reyes orientales para que lo apoyaran con tropas, entre ellos a los del Ponto, Galacia, Capadocia y Mauritania. Herodes de Judea se excusó diciendo que estaba en guerra con Arabia. Ello le salvó probablemente la vida y el reinado.

Marco Antonio se trasladó primero a Efeso, después a Samos, Atenas y la ciudad de Patrás, concentrando sus fuerzas en las costas griegas. Octavio y su general Agripa llevaron sus tropas al otro lado del Adriático, evitando que el conflicto armado llegase a Italia. Marco Antonio se trasladó a Accio. Con audaces victorias navales, las naves de Octavio llegaron a ocupar Corinto y cortaron las líneas de suministro del ejército de Antonio, que quedó anclado en el Golfo de Ambracia. Las naves de Octavio no podían entrar en el golfo porque estaba bien protegido por torres de defensa con catapultas a ambos extremos de su entrada. De todas formas, la flota de Marco Antonio estaba encerrada en el interior sin poder salir sin plantar batalla. Las escaramuzas eran continuas, pero la batalla dependía de la salida de las naves de Marco Antonio.


Fotografía Aérea actual del golfo de Ambracia y el promontorio de Accio

Octavio intentó atraer a Marco Antonio hacia el interior de Grecia, buscando un enfrentamiento en tierra, de modo igual al que hiciera pocos años antes Julio César con Pompeyo, ya que la flota de su oponente anclada en el golfo era imponente. Algunos consejeros de Marco Antonio también le insistieron en que abandonara la flota y la diera por perdida, ya que era mucho mejor adentrarse hacia el interior, camino de Macedonia, donde las cosas podrían serle más favorables. Contaba con numerosas tropas de tierra, tantas al menos como Octavio, y con muchos reinos leales en Oriente, por lo que podría esperar escapar con alguna que otra escaramuza y reorganizarse en tierras amigas. Pero ello hubiera significado abandonar el Mediterráneo al sur de Grecia, por lo que las costas griegas en primer lugar y después Asia Menor, Siria y Egipto caerían en manos de Octavio. Hubiera sido el fin del sueño de crear un imperio oriental, pero aún más, Cleopatra no podía consentir que Egipto quedara en manos de sus enemigos e influyó sobre Marco Antonio para que utilizara la flota.

Mientras, la falta de suministros, el racionamiento consecuente, las victorias de la flota de Octavio al mando de Agripa en las costas cercanas a Accio y la baja moral que empezaba a cundir entre las tropas de Marco Antonio, empezaron a causar la deserción en masa tanto de los reinos orientales que lo apoyaban como de parte de su propio ejército (descontento y mal alimentado), desde soldados a jefes militares. También muchos de los senadores que se habían mostrado leales a Marco Antonio empezaron a cambiar de bando, huyendo sigilosamente hacia las filas de Octavio.

4. LA DECISIÓN DE MARCO ANTONIO

Antonio tenía pocas opciones: o avanzaba por el norte, tierra adentro, abandonando las naves y esperando encontrar un lugar más propicio para el enfrentamiento, lo que en las condiciones de falta de provisiones era muy arriesgado, o intentaba romper el cerco al golfo con un ataque directo a las naves de Octavio que se encontraban en el mar, bloqueando la huída. Antonio confió el ejército de tierra a Canidio y se decidió por intentar la batalla en el mar y salvar lo que pudiera de la flota. Por razones obvias, Cleopatra también era partidaria de esta opción.

La opción que tomó Marco Antonio junto con Cleopatra en un consejo de guerra previo a los enfrentamientos y que debía estar en conocimiento de muy poca gente, entre ellos seguramente Canidio, fue la de escapar del cerco de la manera más rápida posible, llevando en los barcos el máximo número de tropas, regresar a Alejandría, recomponer el ejército con las legiones que habían quedado allí e intentar otra estrategia para vencer a Octavio. Las tropas que no pudieran cargarse en las naves se diseminarían por las costas orientales griegas con el objetivo de reunirse con el resto en las costas de Asia Menor o en Egipto.

Pero esta decisión tenía un problema: si los soldados eran conscientes que lo que se estaba preparando era una huída, era muy probable que muchos prefirieran pasarse al bando enemigo y dar por terminados los enfrentamientos. Aún más, cuando los reyes orientales supieran que Marco Antonio pensaba huir, intentarían hacerlo ellos antes, abandonándolo a su suerte y procurando preparar el terreno para apaciguar la venganza de Roma. Así pues, fue una decisión que tuvo que llevarse en secreto.



2.5. LOS EJÉRCITOS

Aunque no hay acuerdo en el número de navíos, una aproximación del total de las tropas podría ser la siguiente:


Las fuerzas enfrentadas en Accio


6. LAS NAVES


El tipo de embarcación militar predominante en el mediterráneo era la galera, de las que existían varias categorías en función del número de órdenes de remos que tuviesen. El más común era la quinquerreme, que poseía cinco, aunque también existían birremes, trirremes y cuatrirremes, que tenían dos, tres y cuatro órdenes de remos, respectivamente. Las galeras poseían un espolón en su proa que servía para embestir a la nave enemiga.

Como armamento, solían llevar scorpios, e incluso torres a proa y popa, donde se situaban arqueros para tener un mejor ángulo de tiro. Aunque el motor principal de una galera eran los remos, también hacían uso de una vela cuadrada. Todas las velas re recogían antes de la batalla, que se desarrollaba a golpe de remo. A modo de timón usaban dos remos situados a popa. El casco estaba formado por tablas de madera que no iban clavadas, sino que eran ensambladas entre sí mediante lengüetas de madera y sobre ellas se recubría con planchas de plomo. Su eslora era considerable

Durante la Primera Guerra Púnica los romanos desarrollaron el corvus, una especie de plataforma móvil que les permitía abordar a las embarcaciones cartaginesas.



Mandos

Las flotas se encontraban bajo el mando de un prefecto y cada nave era mandada por un capitán. La tripulación de un quinquerreme estaba compuesta de 300 marinos y al menos 120 soldados de infanteria, mientras que la de un trirreme por 200 hombres, de los cuales 170 eran remeros. No se usaban esclavos como remeros, todos los tripulantes eran soldados, prestaban servicio durante 25 años y recibían la ciudadanía romana a su licenciamiento, pues las flotas se organizaban de manera similar que las tropas auxiliares. La estructura de mando se asemejaba al de una legión.

1.QUINQUERREME



Quinquerreme romano

• Unos 300 soldados a bordo, 270 de ellos remeros.

• 40 metros de longitud y 6 metros de ancho.

• Entre 10 y 15 kms. por hora.



Quinquerreme en el que se observa el uso del corvo o pasarela de abordaje



Quinquerreme en el que se aprecia la torre de asedio



2.TRIRREME

Trirreme romano

• Unos 200 soldados a bordo, 170 de ellos remeros.

• Entre 35 y 40 metros de longitud y 4,5 metros cada remo.

• Velocidad máxima: 15 kms. por hora.


Trirreme con el palo y las velas recogidas, en pleno combate.



3.BIRREME



Birreme romano

• Menos de 30 metros de longitud.

• Un centenar de soldados a bordo, unos 50 remeros.

Muy manejable y muy rápida, sobre todo con la fuerza de los remos y las velas desplegadas.


7. LA BATALLA

El enfrentamiento final llegó el 2 de septiembre frente al promontorio de Accio, en plena boca del golfo de Ambracia.

Marco Antonio arengó al ejército hablando de una batalla naval total y completa en la que destruirían a la flota enemiga, lo que daría pie a la rendición absoluta del resto de tropas de Octavio estacionadas en tierra. Concentró a todas las tropas posibles en el mínimo número de barcos, haciendo quemar al resto para que no cayeran en manos enemigas. Las fuentes no se ponen de acuerdo en el número de naves y hablan de entre 200 y 400. Parece ser que Octavio tenía casi el doble, pero las naves de Marco Antonio eran quinquerremes grandes e imponentes y este decía que eran capaces de arrasar con el enemigo, cuya flota estaba compuesta de trirremes y pequeños birremes. La ventaja de Octavio estaba en la maniobralidad de sus naves, pues las de Antonio eran pesadas y se movían lentamente.



Embarcó a unos 20.000 legionarios, muchos de los cuales no habían servido nunca en la flota e imploraban quedarse en tierra. Pero los planes de Marco Antonio iban más allá de la batalla, como hemos visto, y necesitaba llevarse al mayor número de soldados. El tesoro de Cleopatra fue colocado secretamente en la nave de la reina, pués si se hubiera sabido que se cargaba con él, nadie hubiera dudado de las intenciones de huir de Cleopatra. Los senadores leales huidos de Roma fueron situados en la escuadra egipcia. Antonio ordenó que no se retirasen las velas de las naves, como era habitual en los combates navales, decisión que extrañó a todos, pues las velas estorbaban para el combate. Pero Marco Antonio esgrimió que eran necesarias para perseguir a un enemigo que tendría más velocidad por el menor tamaño de sus naves.



QUINQUERREME ROMANO

Se observa el corvus, plataforma que se utilizaba para el abordaje de las naves enemigas

Las naves de Marco Antonio, comandadas por el cónsul Cayo Sosio, y las de sus aliados egipcios al mando de Cleopatra, partieron de su base en el golfo de Ambracia con intención de plantear la batalla en mar abierto. El orden de batalla de las naves de Marco Antonio y Cleopatra era imponente, avanzando en compactas filas parecían capaces de arrasar con todo lo que se les pusiera por delante. Marco Antonio salió del golfo y dispuso su flota en un ancho frente. Las 60 naves egipcias formaron una segunda fila.

En un principio, Octavio pensó en dejar pasar a la flota enemiga hacia mar abierto para atacarles por detrás, pero había riesgo de que escaparan con las velas desplegadas y si lo hacían, no habría batalla y el enemigo podría reagruparse en otro lugar. Agripa, al ver llegar las naves de Antonio, fingió replegarse, lo que hizo que se confiaran las naves enemigas. Pero pronto dio media vuelta bruscamente y dividiéndose en dos atacó la flota enemiga. Antonio creyó que iba a ser atacado por los flancos e inició la batalla.

La escuadra de Octavio y sus generales Agripa, Lucius Arruntius y Marcus Lurius, no se amedrentó y empezaron a acosar por los flancos a las naves de Marco Antonio. Estas, una y otra vez, repelían los ataques, pero las otras no se cansaban de acercarse, lanzar flechas y proyectiles y dar vueltas alrededor de los pesados quinquerremes, intentando romperles los remos. Las naves de Antonio lanzaban sus garfios con el fin de atrapar a las pequeñas trirremes y amarrarlas junto a ellas. Cuando ello ocurría, se producía el abordaje con un cruel enfrentamiento cuerpo a cuerpo.


Despliegue naval en Accio

Los barcos de Cleopatra se mantenían al margen, observando desde atrás el desarrollo de la contienda. Cada vez parecía más claro que iba a tratarse de un combate definitivo y que las naves de Marco Antonio estaban inmersas en una lucha sin cuartel, con una huída en bloque más que imposible. Probablemente ello hizo decidirse a Cleopatra por hinchar las velas y huir con todas sus naves.

En un momento que la dirección del viento se dispuso de forma favorable, Cleopatra extendió las velas de su buque de mando, que se encontraba anclado en la retaguardia, y avanzó a toda marcha rompiendo las filas de Octavio y huyendo mar adentro seguida de las 60 naves egipcias de escolta.

Huída de Cleopatra

Todos los combatientes pudieron ver la huída de las naves egipcias. Marco Antonio, al darse cuenta, abandonó de inmediato la nave capitana y en un pequeño y veloz velero abandonó el campo de batalla y partió tras ella. Los romanos que luchaban a su lado quedaron horrorizados viendo cómo su gran general los dejaba desamparados. Las naves egipcias rompían sus torres y las lanzaban al mar, con el fin de aligerar su peso y avanzar aún más aprisa. Las naves fieles a Marco Antonio se dispusieron a caer en el combate. Una a una fueron asediadas e incendiadas por la flota de Octavio.

Naves en combate

Los historiadores afirman que la batalla duró poco menos de cinco horas, aunque las galeras incendiadas estuvieron ardiendo en el mar hasta bien entrada la noche. Cuando la nave de Antonio alcanzó la nave de Cleopatra, éste subió a bordo y permaneció tres días en la proa, hasta la llegada al cabo Tenaro, sin hablar palabra, apoyando la cabeza entre las manos (Plutarco). En Tenaro se detuvieron en espera de los barcos que les habían seguido. La depresión de Antonio se explica si se tiene en cuenta que había perdido su flota y desconocía qué habría pasado con las tropas de tierra. Estas habían emprendido la huída hacía Macedonia al mando de Canidio Craso, perseguidas por las de Octavio. Pero en cuanto tuvieron noticia de la derrota naval y de la huída de Marco Antonio se entregaron sin combatir, cambiando en bloque de bando. Al fin y al cabo, todos eran romanos.


LA BATALLA DE ACCIO (Óleo de Lorenzo A. Castro. 1672)


LA BATALLA DE ACCIO (Dibujo de J. C. Ridpath. 1880)


8. DESPUÉS DE LA BATALLA

La victoria de las tropas de Octavio fue total y absoluta. Tras la batalla, hizo fundar una ciudad, Nicópolis, en el lugar donde había estado instalado su campamento.

La batalla de Accio decidió el resultado del enfrentamiento entre Marco Antonio y Octavio, pero en principio no terminó la guerra. De todas formas, las cosas no se pusieron fáciles para Antonio y Cleopatra. A su llegada a Alejandría, se encontraron con la noticia de que las legiones que habían dejado en las costas de Asia Menor también habían decidido cambiar de bando, ya que no había nada peor para el prestigio de un general que abandonar a sus soldados en el campo de batalla. A pesar de ello, reorganizaron la resistencia en Alejandría, donde fueron vencidos sin lucha en agosto del año 31.

Los últimos días en Alejandría fueron como el desarrollo de un drama griego. Marco Antonio, creyendo 8que su amada Cleopatra se había suicidado, acabó con su vida atravesándose con su propia espada. Cleopatra se suicidó también para evitar figurar en el desfile triunfal de Augusto. El ejército de tierra de Marco Antonio y Cleopatra se rindió y fue tratado con clemencia.


La muerte de Cleopatra de Guido Cagnacci. 1568

La propaganda oficial convirtió Accio en un enfrentamiento entre los grandes dioses romanos y los dioses-animales egipcios. El futuro político de los nobles romanos quedó marcado por el lado del que se habían inclinado. La fecha de esta batalla se ha usado para marcar el final de la República Romana y el comienzo del Imperio.



9. LA CONTROVERSIA

Existen diferencias entre los historiadores a la hora de valorar el enfrentamiento. Por un lado hay quien postula que Marco Antonio buscaba una retirada completa, pues sus naves llevaban un velamen demasiado grande, del que no se hubiese hecho uso si se preparase una batalla naval. Otros sugieren que lo que se buscaba era un enfrentamiento con una parte del ejército que encubriese honrosamente lo que en realidad era una huida. Otro motivo de conflicto es la participación de Cleopatra en esta decisión.

La derrota de Accio fue aplastante, pero no tuvo demasiado de gloriosa, ya que desde el primer momento la situación fue favorable para las tropas leales a Roma, pero Octavio y sus partidarios, sin embargo, la presentaron como un triunfo glorioso en una guerra justa, la victoria de la virtud romana sobre la depravación oriental, al tiempo que difundieron la historia de que Cleopatra había traicionado a Antonio y éste a sus hombres. Los historiadores antiguos culparon a Cleopatra del desastre. Según Plutarco, la huida de Marco Antonio se debió a su amor por la reina, que le hizo olvidar su dignidad y honor.

Las cifras que se dan para el número de naves caídas y de bajas sufridas en cada bando no son fiables. Según Plutarco, antes de la confrontación Antonio contaba con 600 naves, de las que César capturó 300, cifrándose en unas 5.000 las bajas humanas. No hay datos para los caídos del bando de Octavio.



10. SI EN ACCIO HUBIERA VENCIDO MARCO ANTONIO…


A priori, en Accio las ventajas no estaban claras, salvo la ventaja de ánimo y moral que tenían las tropas de Octavio. Marco Antonio contaba con suficientes tropas, tanto de infantería como navales. Disponía de un 20% más de tropas de infantería, una cantidad superior de naves y estaba en su terreno, cerca de las costas de la Magna Grecia y del apoyo de los reinos orientales que estaban a su favor.


Si Marco Antonio no hubiera estado tan presionado por la situación y no hubiera cundido en su ánimo el sentido de derrota y las ganas de huir a Egipto que lo dominaron, podía haber planteado las cosas de otra manera:

• Marco Antonio podría haber planteado una batalla en tierra, tal como algún general suyo le aconsejó. La boca del golfo de Ambracia podía quedar protegida con un pequeño efectivo y con el resto de tropas haberse adentrado dirección Macedonia buscando un lugar oportuno para la batalla. Sin duda, con la ventaja de la alta moral que tenía de su parte, Octavio lo hubiera perseguido para enfrentarse con él.

• En una batalla frontal, Marco Antonio contaba con su gran experiencia en combate, mientras Octavio era apenas un aprendiz. Es cierto que contaba con grandes generales, como Agripa, pero Marco Antonio se había formado junto al gran Julio César y había combatido con él en innumerables batallas en la Galia, por lo que en estrategia había poco que pudiera ya aprender.

• La batalla ya no hubiera sido naval. Ninguno de los dos contendientes prefería el enfrentamiento en mar, ya que los romanos no eran expertos en ellos. La fuerza de las legiones se ponía de manifiesto en tierra, no en el mar. Accio hubiera sido una batalla terrestre.

• Con unos efectivos similares, mayor número de tropas auxiliares y en su terreno, Marco Antonio podría haber derrotado a las tropas de Octavio.

• Tras su victoria y la eliminación de Octavio, Marco Antonio podría haber tomado dos decisiones con consecuencias muy distintas:

- Podría haber entrado victorioso en Roma, desencadenando una venganza sin cuartel contra todos los senadores, políticos y generales que le habían vuelto la espalda durante los últimos años. Ya lo había hecho en una ocasión, tras el pacto de Bolonia con Octavio y Lépido. Esta opción, siendo sangrienta, hubiera sido la menos mala para los romanos, ya que a fin de cuentas Marco Antonio se hubiera designado Dictador y poco a poco las cosas podrían haber vuelto a la normalidad. Con toda probabilidad la República habría tocado a su fin, pues tanto el carácter de Marco Antonio como sus tendencias orientalizantes le habrían llevado a instaurar una especie de Reino, al estilo de los reinos orientales. Algo parecido al Imperio que impuso Octavio, aunque con guante de hierro y no de terciopelo como el que utilizó este último. Sea como fuere, Roma habría seguido siendo la capital del mundo conocido, aunque con una forma de gobierno diferente.

- Pero Marco Antonio podría haber tomado una decisión de peores consecuencias para Roma. Podría haber regresado victorioso a Alejandría, mostrando el mayor de los desprecios hacia la capital que tanto le había despreciado durante los últimos años. Desde Alejandría, a través de las tropas y de sus fieles seguidores, podría haber llevado a cabo igualmente su venganza contra sus enemigos en la capital y haberse hecho designar directamente el nuevo Rey del mundo. Y Roma se hubiera convertido en una ciudad satélite de la nueva capital: Alejandría, desde donde Marco Antonio y Cleopatra hubieran gobernado tanto Oriente como Occidente. Las influencias orientales se hubieran multiplicado y la civilización romana se hubiera visto inmersa a un cambio brutal de costumbres e instituciones, empezando por el propio idioma, que en pocos años podría haber cambiado del latín al griego, como de hecho ocurrió siglos después en el Imperio cuando esté se concentró en Oriente. El Imperio Romano hubiera tocado a su fin antes de empezar y el mundo que hoy conocemos sería muy distinto a como es. El peso del Mediterráneo se hubiera decantado hacia Oriente.




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