sábado, 15 de octubre de 2011

¡HAZ ALGO!


Está cayendo una de muy gorda, sí, es algo muy evidente. Y la que está cayendo hace mucho-mucho ruido. La crisis y sus consecuencias están constantemente en los medios de comunicación, prensa, televisión, en las conversaciones de la oficina, en las familiares, con los amigos, en la calle, ¡son omnipresentes! Todo es negatividad y malos presagios. Ruido y más ruido.



¿Y qué ocurre cuando hay tanto ruido negativo? Que nos sentimos ajenos al control de los acontecimientos y tendemos a exagerar las turbulencias y en consecuencia… ¡tenemos miedo! Ey, amigos, no hay que sentir vergüenza por ello: ¡¡EL MIEDO ES SANO, MUY SANO!! Sin esa emoción la especie se hubiera extinguido hace ya mucho tiempo. El miedo es protector, nos prepara para las amenazas, nos pone en tensión para poder responder a los ataques externos. Tenlo claro: es bueno tener miedo y no hay que esforzarse por evitarlo. Prueba a dejarlo fluir, es lo que hay.

El miedo, como toda emoción, tiene un momento en el que se presenta, crece en nuestro interior y, tras un tiempo prudencial, decrece y vuelve a su estado basal, es decir, a un estado en el que a veces está y otras ya no está. Así ocurre con todas las emociones, la felicidad, la tristeza, la sorpresa: tienen un punto de arranque, se instalan por un tiempo limitado y se marchan por donde han venido. Pongamos un ejemplo: estamos cenando en casa con la familia y de pronto aparece en esa televisión que siempre está encendida en el comedor una noticia negativa (“en tal o cual sector se prevé una pérdida de nosecuantos miles de puestos de trabajo”…), y se nos atraganta el bocado, se hace un silencio tenso, nos entra un cosquilleo de intranquilidad… Miedo, nos da miedo pensar que nosotros podamos ser uno de esos miles de despedidos. Pero al cabo de unos minutos nuestro hijo nos dice que en la escuela lo han felicitado por no sé qué buen resultado de un examen y, oh sorpresa, el miedo se va y se sustituye de inmediato por un estado de satisfacción paternal. Esto es lo normal, que las emociones vayan y vengan, sustituyéndose unas a otras.


¿Qué es lo malo de todo ello? Lo malo es cuando la emoción se instala sin intención de regresar a su estado basal. Se queda dentro de nosotros y, como una enorme araña, va tejiendo una tela que poco a poco ocupa todos los rincones de lo más recóndito de nuestros pensamientos. En ese momento ya no tenemos que hablar de una emoción, sino de un ESTADO DE ÁNIMO. Ay, que descomunal desastre cuando se instala la araña del miedo de forma permanente y se convierte en un ESTADO DE INSEGURIDAD.


Y es aquí cuando va mi primer consejo (¡qué fácil es dar consejos!...). Hay un truco que a mi me funciona. Me esfuerzo y mucho en convertir la INSEGURIDAD en INCERTIDUMBRE. Sí, no le des más vueltas, la incertidumbre no es lo mismo que la inseguridad aunque se parezcan mucho. La inseguridad es emocional, no atiende a razones ni motivos: uno se siente inseguro y punto. Crees que pueden despedirte y ya está, no hay más. Aunque alguien nos recuerde que por tal o cual motivo la empresa nos necesita, nada, nosotros seguimos pensando que pueden prescindir de nosotros mañana mismo, que nos echarán, que seremos uno más de los muchos despedidos del sector. Si somos capaces de trasladar esta inseguridad en lo que yo llamo incertidumbre, la cosa cambia radicalmente. La incertidumbre tampoco nos da ninguna seguridad de nada, pero la diferencia está en que se sustenta en datos. Hay datos, cifras, estadísticas, motivos racionales que seguramente no podemos controlar ni podemos confiar en que vayan a tener un futuro constructivo y positivo, pero que al menos podemos imaginar que será así. Hay muchos sectores que se mueven en la incertidumbre. El propio mercado de valores se sustenta en la incertidumbre: hay muchos datos y podemos extrapolarlos con mayor o menor éxito en un sentido u otro, pero nunca vamos a tener la seguridad de qué camino van a tomar. ¡Si la tuviéramos nos convertiríamos en millonarios jugando a Bolsa! El deporte es otro ejemplo: ningún jugador, ningún entrenador tiene la seguridad de que el contrario haga tal o cual maniobra durante el juego, simplemente puede estudiar las acciones del pasado, extrapolarlas y organizar una estrategia consecuente, pero no va a tener la seguridad de lo que va a ocurrir en el campo de juego. La incertidumbre podemos manejarla y nos quita tensiones. La incertidumbre nos ayuda a soportar los entornos complejos. ¡NOS DEJA VIVIR!



Eso sí, ante la incertidumbre hay dos cosas inevitables:


• No podemos negar las evidencias.


• ¡Y TENEMOS QUE ACTUAR!

 Es decir, hay que moverse, más aún, ¡TIENES QUE MOVERTE! Sí, imagínate que ahora te grito. ¡HAZ ALGO!, diablos, haz algo, no te quedes parado entre la negatividad. Más aún: ¡HAZ ALGO MÁS!, porque supongo que algo ya estás haciendo. Haz algo más que lo que ya estás haciendo. Y aún más, podrías incluso plantearte hacer algo que nunca hubieras pensado que podrías ser capaz de hacer (vale, vale, esto ya suena a rollo zen, pero no lo rechaces sin más…).



Ahora viene lo bueno, casi lo mejor. Nos equivocamos con la pregunta. Laboralmente cometemos un enorme error con una pregunta que en entornos turbulentos nos asalta con excesiva frecuencia. La pregunta NO ES SI VAN O NO A DESPEDIRNOS. Ay, ay, ¿qué estarán cociendo arriba?, ¿estarán preparando alguna restructuración?, ¿estaré en alguna lista negra?, ¿estará alguien preparando mi despido?. ¡DEMONIOS Y MÁS DEMONIOS, ESTAS NO SON LAS PREGUNTAS!. ¿Qué si van a despedirte?. ¿Sabes cual es la respuesta? Es muy sencillo, se trata de un monosílabo, dos sencillas y contundentes letras: SI, SI, QUE SIIIIIIIIIII (vuelvo a gritar porque este punto me exaspera). La pregunta no es si van a despedirnos o no, porque despedirnos nos van a despedir a todos, absolutamente a todos, ¡YO NO PIENSO MORIRME EN LA EMPRESA EN LA QUE TRABAJO! La pregunta es… ¡¡¡¿CUÁNDO?!!! ¿Cuándo me van a despedir? Antes o después, todos acabaremos dejando nuestro trabajo. Si nos concentramos en el cuándo, podremos hacer cosas, podremos ACTUAR. Si nos quedamos en el sí o no, no hay movimiento posible, sólo cabe esperar a que ocurra. Respecto al cuándo, cada uno tiene que plantearse su propia respuesta. Habrá algunos que por proyectos personales, descontento con el trabajo, edad o lo que sea pueden decidir que sea cuanto antes. Otros en cambio pueden desear que sea lo más tarde posible. Tanto unos como otros tenemos que HACER ALGO AL RESPECTO. Tenemos que movernos, mover ficha.


 
Mira, hay una cosa clara, una verdad grande como un océano de verdades. En este universo tan enorme que dicen que es infinito, no hay un lugar en ningún sitio donde se generen los malos rollos, los desastres, las malas suertes, las putadas. Que no, que no existe. Y si existiera, de verdad, piénsalo un poco, no se fijaría un una caca de minúscula y periférica galaxia llamada Láctea (que ya es un nombre curioso…), y menos aún en una de sus muchísimas estrellas, una que más bien es pequeñita y madurita que llamamos Sol, y no te digo ya que se diera cuenta de la existencia de un pedacito redondeado de roca que a distancia tiene un cierto tono azulado, eso que llamamos Tierra. Y si lo hiciera, entre los más de siete mil millones de seres humanos que vivimos en esta roca, rodeados de agua por todas partes y sin poder respirar bajo ella, de verdad, que no… ¡¡¡QUE NO IBA A FIJARSE EN TI!!! (ya no lo diré más: mayúsculas = te estoy gritando, y si encima va con muchos signos de admiración, ya ni te cuento). Que no, que no se fijaría en ti, que no hay un sitio de nacimiento y engorde de malos rollos destinado a hacer caer sobre ti ninguna maldición ni ninguna putada. Conclusión: lo que te pase, en gran medida, DEPENDE DE TI.


Las crisis nos obligan a pensar. Es lo que tienen de bueno, hay que pensar más que cuando las cosas van solitas y podemos echarnos a dormir. Pero claro, ya puestos a ponernos a pensar, HAGÁMOSLO EN POSITIVO. Piensa en positivo y déjate de chorradas y malos rollos. Y concéntrate en aquello que depende de ti. ¡Cuánto tiempo perdemos miserablemente dándole vueltas a aquello que no depende de nosotros!. Lo que no depende de ti, quítatelo de la cabeza, es lo que hay, no depende de ti, no pierdas más tiempo con ello. Céntrate en lo que tú puedes hacer.


¿Has visto alguna vez esa clásica tabla en la que por un lado están las cosas que podemos y no podemos cambiar y por otro las cosas que aceptamos y las que no? Si cruzamos esta cuatro opciones se construyen cuatro cuadrantes:




1. Lo que PODEMOS cambiar y ACEPTAMOS (= PASOTISMO)


2. Lo que PODEMOS cambiar y NO ACEPTAMOS (= OPORTUNIDAD)


3. Lo que NO PODEMOS cambiar y ACEPTAMOS (= INTELIGENCIA, PAZ)


4. Y por último, lo que NO PODEMOS cambiar y NO ACEPTAMOS (= FRUSTRACIÓN)


Conclusión, lo que no puedas cambiar, ¡ACÉPTALO! y lo que puedas cambiar, ¡PLANTÉATELO como una oportunidad de mejorar!


Ten mucho cuidado, el punto 4 es malo, muy malo, malísimo: si no puedes cambiarlo, déjalo correr, porque te va a dar mucho mal rollo. Y si puedes cambiarlo y crees que haciéndolo puedes mejorar, no tardes en emprender ese cambio, ¡no te resignes!


A tiempos revueltos mayor complejidad. Las cosas se complican, ya no es tan fácil encontrar las buenas soluciones y los resultados de nuestro trabajo se resienten. ¿Sabes cómo se solucionaban los malos resultados hace no tanto tiempo? Con más ESFUERZO. La gente decía: no me va bien, me voy a esforzar más. Ah, pero esto ya no es así. ¡VAMOS A TOPE, YA NO PODEMOS ESFORZARNOS MÁS! Al menos no podemos hacerlo sin poner en riesgo nuestra estabilidad emocional, nuestra convivencia familiar, la conciliación que tanto nos ha costado lograr. No, ya no va de esforzarse más (ey, doy por descontado que eres un tipo de fiar y que trabajas con ahínco). Va de otras cosas. Si los resultados se resienten, habrá que ver qué hacemos para mejorarlos… ¡y para que nos den la oportunidad de hacerlo!


Te invito a que adoptes un punto de vista diferente respecto a ti mismo y tú trabajo. Te dediques a lo que te dediques, seguro que tienes tareas que cumplir, objetivos que conseguir, indicadores que alcanzar, clientes (externos o internos) a los que satisfacer y posiblemente recursos que manejar (aunque sólo sea el gasto de papel de la impresora). Mírate bien, ¿sabes lo que en realidad eres? ¡ERES EL DIRECTOR GENERAL DE TI MISMO! Que lo sepas: eres tu propio CEO. ¿Y qué haces al respecto?, ¿te preocupas por dar el mejor “servicio”, hacer tu tarea como la mejor de las empresas, atender a tus clientes (insisto: externos o internos, ¡todos tenemos clientes!) de forma que sólo quieran trabajar contigo? ¿Lo haces, de verdad?



Pues si crees que lo haces, ahora viene otra cuestión interesante. Una prueba que todos deberíamos pasar. Dura, muy dura, pero necesaria en los tiempos que corren. Necesaria al menos para despertar. Mira, cuando tengas un momento vete al cuarto de baño. Doy por descontado que allí tienes un espejo. Pues bien, cierra la puerta para que nadie piense que estás loco y mírate fijamente a los ojos. Y en ese momento íntimo y crucial pregúntate con contundencia: ¿YO ME CONTRATARÍA AHORA A MÍ MISMO PARA DESEMPEÑAR EL TRABAJO QUE TENGO? Demonios, ¿me contrataría a mi mismo? ¿Tengo el suficiente grado de empleabilidad, es decir, estoy lo suficientemente preparado para que yo mismo me contratara? Ey, ojo, es una pregunta muy seria con una respuesta que puede ser muy difícil de asumir. Una cosa es segura: a ti mismo no vas a engañarte. ¿Has conocido a alguien tan cruel contigo como tú mismo? Seguramente que no (por cierto, ¿hablas contigo? Si lo haces –todos lo hacemos-, ¿cuántas personas eres, una o dos?... Vale, era una broma, otra vez el rollo zen…). Si la respuesta es sí, claro que sí, vas bien. Cuidado, “sólo” vas bien, porque seguro no tienes nada. Pero como tengas dudas o directamente te contestes que NO te contratarías, tienes trabajo por hacer, mucho trabajo. ¿Qué estás haciendo con tu empleabilidad? ¿Cómo estás cuidando "tuempresadetimismo"?

 Sea cual sea la respuesta, vamos con más consejos. Cuatro, son cuatro los consejos que te voy a dar (insisto: qué fácil es dar consejos…).


PRIMERO. EL CONOCIMIENTO.



Te dediques a lo que te dediques, ¿estás preparado? Perdón, me he quedado corto, ¿estás suficientemente preparado? Ep, creo que sigo quedándome corto, ¿estás sobradamente preparado?... Ahora sí. Diablos, ESTUDIA, LEE, preocúpate por estar al día del tema que toques. Muestra interés por tu entorno, tu sector, incluso más allá de tu más directa responsabilidad. Mantente al día, busca revistas de tu sector, infórmate. Más aún, ¡cómprate algún libro que hable de lo que haces! A tu alrededor están creciendo las personas más preparadas, ¿por qué tiras la toalla? ¡Eres tan capaz como cualquiera! Mejora tus conocimientos, no lo dudes, ¡HAZLO!. No caigas en ese tópico tan instalado en tanta gente: “yo cuando salgo de la oficina, me olvido del trabajo. El fin de semana es mío, no estoy dispuesto a dedicarle ni un minuto a mi trabajo” ¡JOLÍN, EL TRABAJO FORMA PARTE DE TU VIDA! Para bien o para mal, pero tú y tu trabajo estáis íntimamente ligados. Uno de esos domingos por la tarde que estás sentado en el sofá viendo alguna aburrida película en el televisor, con algún periódico entre las manos, ¿realmente estaría tan mal leer algo relacionado con el trabajo con el fin de cuidar de tu preparación? Piénsalo un poco.


Prepárate y, muy importante, tengas la edad que tengas NO TIRES LA TOALLA DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS Y LOS NUEVOS MEDIOS. Los programas informáticos, internet, las redes sociales, ¡NO PIERDAS EL TREN! La juventud que se está ya incorporando al mundo laboral desde hace tiempo NACIÓ con todo ello y se maneja con las herramientas digitales con un brazo atado a la espalda. Pero piensa que no son ni más ni menos listos que tú, sólo son más hábiles con ello. Pruébalo, intenta hacerte una cuenta en facebook o en twitter sin aún no las tienes, aunque sólo sea para probar. El futuro será cada vez más digital, estamos ya irremediablemente unidos a las nuevas tecnologías y al mundo virtual. ¿Sabes lo que es la nube? Pues deberías saberlo ya…




SEGUNDO. LOS COMPORTAMIENTOS.



Seguro que te lo habrán dicho ya alguna vez: NADIE PUEDE JUZGARTE POR LO QUE PIENSAS, SÓLO PODRÁ HACERLO POR LO QUE HACES.



Sí, es obvio, pero ¿cuántas veces nos olvidamos de ello? Que si “mi intención era…”, que si “yo creí que te habías dado cuenta que lo que yo estaba pensando era…”… A la basura con todo ello: nadie se puede meter en tu cabeza para saber lo que estás pensando o cuáles son tus intenciones. Sólo podremos juzgarte por las cosas que veamos y constatemos que haces. Es decir, por cómo te comportas. ¿Y cómo lo haces? ¿Te has parado a pensarlo? ¿No serás de los que esconden la cabeza bajo tierra como los avestruces? ¿No serás de los que les gustaría ser invisibles o pasar desapercibidos? ¿Crees que esconderte sirve de algo? Esconderte sólo sirve para que se te perciba como alguien que no se sabe qué diablos hace… alguien que sobra… ¿no te parece? Puede incluso ser que no te muevas pensando en eso de “que me avisen cuando las cosas se pongan de nuevo bonitas”. ¿Crees que eso va a ocurrir pronto? Peor, ¿crees que eso va a ocurrir algún día? Me temo que de la actual crisis no vamos a salir igual. Muchos sectores han entrado en turbulencia, o mejor aún, en situaciones de incertidumbre que no cambiarán en un larguísimo periodo de tiempo. Ep, no pasa nada, ya sabes, la incertidumbre es manejable. El caso es que tienes que moverte y se tiene que notar que te mueves. Y si te mueves, ¡OBLÍGATE A CUIDAR DE TUS COMPORTAMIENTOS!.



¿Eres de los que están siempre cabreados, de los que están todo el día quejándose de todo? ¿Crees que este comportamiento no importa, que pasa desapercibido, que nadie se entera que eres de los cenizos del departamento? ¿Eres de los que tienen siempre el NO en la boca? Esto NO me gusta, esto NO me parece bien, esta idea NO es buena, NO deberíamos cambiar esto, ni aquello ni lo otro de más allá, NO entiendo esta novedad, NO vamos por buen camino… Si eres de estos, ¿eres feliz?, ¿te has escuchado bien?


COMPÓRTATE CON INTELIGENCIA, mueve ficha en positivo, HAZ TU TRABAJO Y HAZLO BIEN, que se perciba con toda claridad que vales para lo que haces, que estás dispuesto a mejorar, a admitir las cosas nuevas. Compórtate de forma excelente, que nadie pueda echarte en cara un mal comportamiento.


TERCERO. LAS RELACIONES.



No estás sólo, bien que lo sabes. Ninguno de nosotros está sólo en el entorno laboral. Tenemos compañeros, colaboradores, clientes, proveedores, jefes, jefes de nuestros jefes, jefes de los jefes de nuestros jefes… ¡Un montón de gente a nuestro alrededor! ¿Cuidamos de nuestras relaciones con todos ellos? ¿Nos hemos parado a pensar lo que ellos piensan de nosotros? ¿Lo has hecho? ¿Lo haces a menudo? No dejo de sorprenderme cuando me encuentro con personas en la empresa que plantean sus relaciones con los demás como si fueran un combate de boxeo, siempre agresivos, siempre respondones, siempre furiosos, con la pregunta más inoportuna siempre a punto, siempre destacando en negativo…




Mira, hay una ley inexorable que por lo visto no está al alcance del entendimiento de todo el mundo: si te dedicas constantemente a darle patadas en la espinilla a las personas que te rodean, aunque creas que todos dicen “no pasa nada, él es así”, no es cierto, lo que todos piensan es… ¡QUE ERES IMPRESENTABLE Y QUE A VER CUÁNDO DESAPERECES DE SU VISTA LO ANTES POSIBLE! De verdad, es así. Los “revientareuniones” de trabajo, los criticones por sistema, los cenizos, los negativos a rajatabla tienen la certeza de que los demás piensan que son los únicos que se atreven a decir la verdad, los que dicen lo que otros piensan pero no se atreven a decir, que son valientes, que hay que contar con ellos porque son los que ponen las cosas blanco sobre negro. Y en un alarde de creencia inaudita, piensan que sus jefes los respetan y reconocen por todo ello y que si algún día su jefe tuviera que prescindir de alguien del equipo, jamás pensaría en ellos que son “losúnicoquedicenlaverdad”.


¡QUE NO, QUE NO, QUE NO, QUE SI ERES DE ESTOS TIPOS TÚ JEFE TIENE GANAS DE QUE DESAPAREZCAS DE SU EQUIPO!

Y en cuanto tenga una oportunidad o le den una excusa para hacerlo (muchos jefes necesitan eso de “mira, no he sido yo, es que viene de arriba, la culpa no es mía”… qué le vamos a hacer"…), prescindirá de ti con una enorme satisfacción. Conclusión: cuida de tus relaciones y, sobre todo, cuida de tu relación con compañeros directos y jefes. Diablos, no es tan difícil darse cuenta de la importancia de ello.


CUARTO. LA PASIÓN.



Venga, ya que irás al cuarto de baño a hacerte la pregunta de si te contratarías o no, aprovecha el momento y hazte de paso otra: ¿ME VEO HACIENDO ESTE TRABAJO (SÍ, ÉSTE, NO OTRO DE MÁS RESPONSABILIDAD, ÉSTE) LOS PRÓXIMOS 10, 15, 20 ó 30 AÑOS –eso dependerá de la edad que tengas-?



Otra pregunta difícil. Mira, bien pensado no te hagas las dos el mismo momento. Casi mejor que vayas dos veces al cuarto de baño y dejes pasar unas horitas entre una pregunta y otra. ¡Demonios, si no te gusta tu trabajo haz lo posible por cambiarlo! Y no me refiero a marcharte de la empresa, puedes prepararte para hacer otras cosas, solicitar otro puesto, ver si vales para otras cosas, mejorar, prepararte a fondo para una promoción o lo que sea. Pero no aceptes hacer algo que no te gusta por docenas de años. ¡Qué frustración, que mal rollo! Ahora bien, si resulta que te gusta lo que haces, que incluso te ves haciéndolo durante muchos años, no exactamente igual que ahora, sino imaginando como puede ir cambiando con los años, con las nuevas tecnologías, con los cambios del entorno, en plan positivo, ¿LE PONES PASIÓN? Sí, PASIÓN con mayúsculas. ¡¡PÓNLE PASIÓN A LO QUE HACES!!



Que se note que te gusta, no te “arrastres” por los pasillos con la cara larga por “la que está cayendo”. Que sí, que ya sabemos todos que estamos en crisis, pero ello no tiene que ser motivo para no que le pongas PASIÓN a lo que haces. Si tienes contacto con clientes, sabes que ellos serán los primeros que se darán cuenta de tu PASIÓN y que eso les va a gustar. Lo sabes, así que HAZLO. Recuerda una cosa: NO HAY TALENTO SIN PASIÓN. Definiendo talento como la capacidad de superar los objetivos que se planteen, no es posible expresarlo sin ponerle PASIÓN a lo que hacemos.


 Antes he dicho que iban a ser sólo cuatro consejos pero había una pequeña trampa. En realidad hay uno más, un QUINTO.



¿A qué te dedicas? ¿Qué esperan de ti? ¿Qué objetivos tienes por delante? ¡Hay que cumplirlos!



HAY QUE CONSEGUIR LOS RESULTADOS.



Este quinto tiene una salida alternativa: en estos tiempos tan complejos y turbulentos, muchos no estamos consiguiendo los objetivos, es lo que hay. La trampa es que si no te es posible lograr tus objetivos… ¡TEN CLARO QUE SI TE APLICAS A FONDO EN LOS OTROS CUATRO CONSEJOS TIENES MUCHAS-MUCHAS POSIBILIDADES DE SER RECONOCIDO POR TU EMPRESA! ¿Quién no va a reconocer a alguien que está preparado y que no deja de mejorar, alguien que tiene comportamientos intachables, constructivo, positivo, leal, alguien que cuida de sus relaciones, apreciado y que se hace apreciar, buen compañero, buen colaborador, alguien que le pone PASIÓN a lo que hace, que trabaja con entusiasmo, con ilusión...?¿Qué los resultados ahora se resienten? Seguro que con esas actitudes y comportamientos saldrá a flote en cuanto tenga oportunidad... Las actitudes cambiarán los negocios y el mundo. De verdad, no le des más vueltas, son las actitudes las que hacen que las cosas salgan o no salgan bien.


El vaso puede verse medio lleno o medio vacío. Hay mucho de genética en ello, no lo niego. ¡PERO LA GENÉTICA NO LO ES TODO! No estamos predestinados sin remedio a ver las cosas siempre negativas o siempre positivas. Hay una cosa llamada VOLUNTAD que puede hacer que veamos las cosas de un modo concreto. Si queremos ver el vaso medio lleno, o lo hacemos porque genéticamente somos optimistas o porque le ponemos voluntad para verlo así. De cualquier modo, VER EL VASO MEDIO LLENO DEPENDE EN BUENA MEDIDA DE NOSOTROS MISMOS.

No hay vientos favorables para quién no sabe dónde va. Cuando pongas la cabeza sobre la almohada, métete un pensamiento en la cabeza: TU EMPRESA TE NECESITA, sí, te necesita a ti.



Si no te necesitara ya hubiera prescindido de tu puesto. Si aún estás ahí es porque te necesita. Eso sí, TE NECESITA PARA QUE TE COMAS EL MUNDO , no para otra cosa. ¿Lo tienes claro? Pues ya tienes mucho de ganado.



SI HAS LLEGADO HASTA AQUÍ, ¡¡OPINA!!

 =====================================
(PD. No los cuentes, hay media docena por lo menos de "diablos" y "demonios" en el texto, pero es que este tema sólo puede tocarse con PASIÓN, ¿no te parece?)
=====================================