domingo, 14 de agosto de 2011

EL MINOTAURO




En la entrada del 29 de mayo pasado comentaba el origen mitológico de Europa y cómo Zeus disfrazado de toro había raptado a la joven de ese nombre de las costas de Fenicia y la había llevado a Creta. Estoy disfrutando de unos días de vacaciones en esta isla del Mediterráneo y visitando lo que queda del Palacio de Cnossos me entró la curiosidad por conocer la leyenda del Minotauro. Aunque no todas las versiones coinciden exactamente, un resumen podría ser el siguiente:

Cuando llegaron a Creta y Zeus se descubrió dejando atrás su disfraz de toro, él y Europa tuvieron tres hijos: Minos, Radamantis y Sarpedón. Cuando tuvo edad para ello, Minos solicitó ayuda a Poseidón para ser elegido entre sus hermanos y suceder al rey de Creta, Asterión. Poseidón le pidió que para ello sacrificara un magnífico toro blanco que el propio dios hizo aparecer del mar. Minos se encaprichó de la belleza del toro y lo sustituyó por otro en el sacrificio. Poseidón, cuando se enteró del cambiazo, se las ingenió para que la esposa de Minos, Pasifae encontrara un atractivo irresistible por el toro en cuestión y que procreara con él un hijo: el Minotauro o Toro de Minos, un ser con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Por si eso fuera poco, el Minotauro sólo comía carne humana y de carácter no era muy afable que digamos. Cuando fue creciendo y siendo cada vez más salvaje, a su padre Minos no se le ocurrió otra cosa que encargar a Dédalo, el inventor y constructor mitológico, construir un enorme edificio lleno de pasadizos y habitaciones: el laberinto, donde encerró a su hijastro.



Por aquellos tiempos Atenas rendía tributo a Creta, consecuencia del poderío de esta última. Minos exigió a los atenienses que le entregaran cada 9 años a 7 jóvenes y 7 jovencitas vírgenes que encerraba en el laberinto para que el Minotauro fuera encontrándolas y comiéndoselas.

Este tributo se llevó a cabo por tres veces, pero a la tercera, Teseo, hijo del rey de Atenas Egeo, decidió que era hora de acabar con esa terrible exigencia y se apuntó entre los 14 sacrificados. Una vez en Creta, por si todo ello fuera poco, se enamoró de Ariadna, hija de Minos, que sabiendo lo difícil que lo iba a tener su enamorado para escapar del laberinto, suponiendo que pudiera acabar con el monstruo, convenció a Dédalo, el constructor, para que le explicara cómo hacerlo: con un ovillo cuyo extremo tenía que anudar a la entrada e ir desenrrollando por pasillos y cámaras para después poder retroceder hasta la salida. Todo salió redondo: Teseo mató al Minotauro, pudo encontrar la salida del laberinto y huyó con Ariadna hacia Atenas.




Pero la historia no acaba aquí: Minos entró en cólera por el atrevimiento de Teseo y no pudiendo actuar contra él, se decició a castigar a Dédalo. Para poder huir de la isla y no ser atrapado por la vigilancia costera de las tropas de Minos, Dédalo se las ingenió para construir tanto para él como para su hijo Ícaro unas alas de plumas, hilo y cera. Advirtió a su hijo de que tenían que volar a baja altura, para evitar que el sol derritiera la cera, pero una vez se habían ya alejado de Creta, Ícaro no pudo superar la atracción por la libertad del vuelo y ascendió en dirección a las nubes. El sol derritió sus alas y cayó al mar encontrando allí mismo la muerte. Dédalo nombró a la tierra cercana a ese lugar Icaria en memoria de su hijo.




Dédalo llegó a Sicilia donde fue acogido por el rey Cócalo. Minos siguió buscando a Dédalo por mar y tierra hasta que supo que estaba en Sicilia. Pero una vez allí, las hijas de Cócalo le dieron muerte en un baño de agua hirviendo. Una vez muerto, Minos ocupó un lugar como dios de los muertos en el Hades...

Minos es un personaje mitológico, pero es posible que existiera como rey de la civilización minoica o que quizás fuera un nombre genérico para "rey", dada su similitud con Menes, el considerado primer faraón de Egipto, Manu, el sabio indio origen de toda la humanidad, ó Moisés. Los descubrimientos de los restos de una potente civilización en Creta hacen suponer que tanto Atenas como la propia Micenas en el Peloponeso, tuvieran que rendir tributo a los cretenses. Cuando se descubrieron los restos del gran palacio de Cnossos, los arqueológos decidieron bautizar esa gran civilzación cretense como "minoica" y establecer la presencia del mitológico rey Minos y del Minotauro entre las paredes de ese palacio. Así parece que la leyenda pudiera tener su origen en la enormidad del palacio de Cnossos y lo intrincado de sus pasillos. Los atenienses del momento (estamos hablando de un casi un par de miles de años antes de Cristo...), que consideraban a los minoicos como unos opresores, elaboraron esa leyenda que no dejaba en muy buen lugar a Minos...


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