miércoles, 18 de abril de 2012

LAS PAREDES DE PIEDRA


Las paredes de piedra
de las casonas viejas
siempre llaman a la nostalgia.
En su anchura indefinida
son como esponjas
de voces antiguas
que no lograron atravesar
sus límites de roca y argamasa.
Da silencio reposar
entre palabras atrapadas.
Con los ojos entrecerrados,
al atardecer,
cuando el sol se esmera en arañar
apenas un resquicio del ventanuco
mal esculpido
en el lienzo deforme de la pared,
puede llegar a escucharse
entre el gruñir de las maderas
y los suspiros de las galerías,
alguna voz que asoma,
fugaz y sutilmente,
entre las grietas de los rincones.
Las paredes de piedra
de las casonas viejas
siempre llaman a la nostalgia.
En sus chimeneas gigantes
donde en su día
hubo lumbres taciturnas,
conversaciones de antaño
pasean sus ausencias
y en los techos
de maderos torcidos y recios,
se amontonan las sombras
de palabras perdidas.
Sí, las paredes de piedra
de las casonas viejas
llaman a la nostalgia
y a escuchar en silencio
lo que quieran contarnos.

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