domingo, 31 de mayo de 2009

SOBRE LA ETIMOLOGÍA DE LAS LETRAS

¡Qué maravilla! Utilizamos las letras de una forma automática, tras aprenderlas de niños, quedan incorporadas en nuestro conocimiento para un uso inconsciente (o casi). Pero, ¡qué maravilla pensar que su origen se remonta a cuatro milenios atrás. Y no sólo el grafismo, sino el sonido, que corresponde a palabras que daban nombre al mundo en Oriente Medio y que fueron tomadas por los fenicios para después pasar a griegos, romanos y así hasta nosotros.

Cosas curiosas, cómo el origen de la letra A, que proviene de la palabra que designaba a un buey (aleph) cuyo simbolismo, con el hocico mirando hacia arriba y los cuernos como base, aún podemos reconocer en nuestra letra.

O la M, proveniente de las ondas que significaban agua (Mym en idioma protosinaítico) y que aún pueden reconocerse aunque se hayan encorsetado en una simetría angular propia de los griegos.
Curioso que la palabra que significaba serpiente no se convirtiera en nuestra S. Pues no, por el mismo motivo que convirtió ondas en ángulos en la M, la sinuosa serpiente se convirtió en nuestra N (Nun, serpiente en protosinaítico).

Lo de la S es algo inaudito: proviene en origen de la palabra Shin, dientes. Por favor, no os lo perdáis, mirad el grafismo original: ¡es una muela!.

A continuación represento las principales letras del abecedario (cabe tener en cuenta que algunas derivan de otras, como la G de la C ó la W de la V y ésta de la U, etc.).





















Si queréis saber más:
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lunes, 18 de mayo de 2009

FALLECE MARIO BENEDETTI


Ayer en Montevideo falleció el gran poeta uruguayo Mario Benedetti a los 88 años de edad.
Llegué tarde a la poesía de Benedetti, pero cuando lo hice monté una tienda de campaña, me instalé cómodamente entre sus versos y aún sigo allí. A todos los que lo conocéis y a los que no tanto, os recomiento un CD de poesía de Benedetti leída por él mismo: es un gozo cerrar los ojos y navegar por sus palabras con su propia voz. Es fácil encontrarlo en las librerías, entre los libros de poesía, junto con el librito de las poesías que contiene el CD (ediciones Visor).

Como muestra, aquí tenéis la letra y el corazón de uno de sus poemas que más me cautivaron. Seguro que os gustará tanto como me gustó a mi. Que lo disfrutéis.

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A la izquierda del roble


No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.

El secreto es apoyarse digamos en un tronco
y oír a través del aire que admite ruidos muertos
cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico siempre ha tenido
una agradable propensión a los sueños
a que los insectos suban por las piernas
y la melancolía baje por los brazos
hasta que uno cierra los puños y la atrapa.

Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
ah pero las parejas que huyen al Botánico
ya desciendan de un taxi o bajen de una nube
hablan por lo común de temas importantes
y se miran fan ticamente a los ojos
como si el amor fuera un brevísimo túnel
y ellos se contemplaran por dentro de ese amor.

Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble
(también podría llamarlo almendro o araucaria
gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo)
hablan y por lo visto las palabras
se quedan conmovidas a mirarlos
ya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero es lindísimo imaginar qué dicen
sobre todo si él muerde una ramita
y ella deja un zapato sobre el césped
sobre todo si él tiene los huesos tristes
y ella quiere sonreír pero no puede.

Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico.

Ayer llegó el otoño
el sol de otoño
y me sentí feliz
como hace mucho
qué linda estás
te quiero
en mi sueño
de noche
se escuchan las bocinas
el viento sobre el mar
y sin embargo aquello
también es el silencio
mirame así
te quiero
yo trabajo con ganas
hago números
fichas
discuto con cretinos
me distraigo y blasfemo
dame tu mano
ahora
ya lo sabés
te quiero
pienso a veces en Dios
bueno no tantas veces
no me gusta robar
su tiempo
y además está lejos
vos estás a mi lado
ahora mismo estoy triste
estoy triste y te quiero
ya pasarán las horas
la calle como un río
los árboles que ayudan
el cielo
los amigos
y qué suerte
te quiero
hace mucho era niño
hace mucho
y qué importa
el azar era simple
como entrar en tus ojos
dejame entrar
te quiero
menos mal que te quiero.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero puedo ocurrir que de pronto uno advierta
que en realidad se trata de algo más desolado
uno de esos amores de tántalo y azar
que Dios no admite porque tiene celos.

Fíjense que él acusa con ternura
y ella se apoya contra la corteza
fíjense que él va tildando recuerdos
y ella se consterna misteriosamente.

Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico

Vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
sólo de a ratos parecía
que iba a vivir
que iba a vencernos
pero los dos fuimos tan fuertes
que lo dejamos sin su sangre
sin su futuro
sin su cielo
un niño muerto
sólo eso
maravilloso y condenado
quizá tuviera una sonrisa
como la tuya
dulce y honda
quizá tuviera un alma triste
como mi alma
poca cosa
quizá aprendiera con el tiempo
a desplegarse
a usar el mundo
pero los niños que así vienen
muertos de amor
muertos de miedo
tienen tan grande el corazón
que se destruyen sin saberlo
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
y qué verdad dura y sin sombra
qué verdad fácil y qué pena
yo imaginaba que era un niño
y era tan sólo un niño muerto
ahora qué queda
sólo queda
medir la fe y que recordemos
lo que pudimos haber sido
para él
que no pudo ser nuestro
qué más
acaso cuando llegue
un veintitrés de abril y abismo
vos donde estés
llevale flores
que yo también iré contigo.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
que sólo despierta con la lluvia.

Ahora la última nube a resuelto quedarse
y nos está mojando como alegres mendigos.

El secreto está en correr con precauciones
a fin de no matar ningún escarabajo
y no pisar los hongos que aprovechan
para nacer desesperadamente.

Sin prevenciones me doy vuelta y siguen
aquellos dos a la izquierda del roble
eternos y escondidos en la lluvia
diciéndose quién sabe qué silencios.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.
Ustedes pueden irse.
Yo me quedo.
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sábado, 9 de mayo de 2009

SOBRE LA VIDA (comentario)

En nuestra intención de calificarlo todo, de reducirlo todo a conceptos medibles, alcanzables, comprensibles, interpretamos la vida como un continuo que tiene un principio y un final. Utilizamos comparaciones como “el camino de la vida”, “el río que es la vida”, etc. que consolidan este enfoque continuista. Nuestro concepto de tiempo, como algo que fluye de forma constante y monótona (y medible), también nos conduce al mismo punto de vista. La propia biología con el “nacemos, crecemos, nos multiplicamos y morimos” o la religión, que incluso lleva ese hilo conductor al infinito, con una continuidad más allá del punto final que explica la biología, siguen certificando esta idea. La vida como una sucesión de hechos y realidades que se sitúan en un espacio figurado una detrás de otra. La vida, como un caminar un paso primero y otro después, de forma ordenada y concreta. La vida como un crecimiento personal paulatino, evidenciado en lo físico. La vida como un auge seguido de un declive; una línea sobre una gráfica bidimensional de edad/tiempo; una flor que nace, se abre y se marchita; una metamorfosis en continua evolución.

Imaginemos por un momento que no fuera así. Hagamos el esfuerzo de intentar que nuestra mente pueda incorporar otra interpretación. La de la vida del aquí y ahora. La vida sólo reconocible en el instante que es real, en el latido de este momento, en la sensación que ahora mismo nos embarga, sea la que sea. La vida a través de la visión que ocupa nuestras retinas, más aún, la vida en el instante y el lugar en que satura nuestros sentidos. Si liberamos la vida de su atadura al tiempo, si dejamos de pensar en un camino, nos quitaremos los lastres del pasado y las predestinaciones del futuro que tanto nos condicionan. No tenemos por qué ser lo que éramos hace un instante con un pequeñísima capa más de barniz de tiempo. Podríamos ser ahora de una forma y, ¿por qué no?, después de otra muy distinta. Nos reprimimos, nos encajamos dentro de un recipiente que toma una forma estándar con pequeños matices diferenciales, y nos mantenemos en él sin cambios, cuando a nuestro alrededor todo es distinto en cada momento. Del mismo modo que no podemos bañarnos dos veces en el mismo río, ¿por qué pensar que nosotros no podemos ser también distintos según el instante, los sentimientos, el impacto de todo lo que nos rodea?. Una vida incomprensible, inalcanzable, inexplicable, incontrolable, desmesurada, intemporal, distinta, múltiple, variada, sorprendente, inclasificable, desbordante, rompedora y libre. ¿Acaso no es así toda la vida… menos la nuestra?.

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