martes, 31 de mayo de 2011

LA MILI



Es curioso cómo las cosas cambian con los años, algunas de forma radical. Un ejemplo fue la mili, el servicio militar obligatorio que finalizó en 2001 con esa frase clara y contundente que pronunció el entonces Ministro de Defensa Federico Trillo: "Señoras y Señores, se acaba la mili".


Este fin se vivió como un avance, como una victoria social, como un hecho progresista. Y es que el progresismo del momento hizo bandera por la desaparición de la mili, considerando su existencia como una herencia del pasado dictatorial del país. Idea que todavía permanece.






Nada más lejos de los orígenes del servicio universal en la milicia del Estado, que fue un logro de la Revolución Francesa, con un pueblo levantado en armas contra la opresión del Rey que se valía de ejército profesionales, bien armados y pagados, para someter a sus súbditos a sus designios. Fueron los revolucionarios franceses los que decidieron que la mejor forma de evitar que en el futuro un poderoso grupo mercenario sufragado por algún salvapatrias pudiera volver a pisotear al pueblo a sangre y fuego era organizar una milicia formada por los jóvenes de los pueblos y ciudades de la nación. En España, en la constitución liberal de 1.812 se estableció el Servicio Militar Obligatorio como una obligación constitucional.


Lo que fue progresista en un momento determinado de la Historia dejó de serlo siglos después... Una invitación a ser cautos con las opiniones dogmáticas...


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domingo, 29 de mayo de 2011

EUROPA



Europa es un continente por motivos históricos y porque así lo ha aceptado la comunidad internacional, ya que hay que tener en cuenta que no responde a la definición estándar de continente: cada una de las grandes extensiones de tierra separadas por los océanos. Europa forma parte del supercontinente euroasiático y termina en oriente en un lugar históricamente convenido: en la línea que forman los montes Urales, el río Ural, el mar Caspio y la cordillera del Cáucaso.

El origen de la palabra no está claro. Hay controversia sobre si fue un préstamo del griego a las lenguas semíticas o viceversa. La etimología griega podría traducirse como “ojos grandes” o “vasta extensión a la vista”, probablemente referido a la visión que tenían de la Grecia continental desde las Islas. En las lenguas semíticas como el árabe parece que la etimología también tiene una referencia similar referida a la visión de las tierras hacia Occidente. Con mucha seguridad la palabra tiene un origen basado en un topónimo antiguo situado al occidente de aquellos que lo utilizaban.
En las obras de Homero, Europa es la reina mitológica de Creta y no un topónimo, sin embargo en los llamados Himnos Homéricos, inicialmente atribuidos a Homero aunque parece que fueron posteriores, se utiliza el vocablo para nombrar a la Grecia continental, en oposición al Peloponeso y a las Islas griegas. Ya con Herodoto Europa toma la referencia actual, siendo definida como la tierra situada al Norte del Mediterráneo entre las columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar) y el río Indo.
Hasta bien entrada la Edad Media Europa mantuvo esa definición no demasiado concreta. La palabra tenía poco uso, ya que el nombre preferido que se utilizaba para definir ese espacio geográfico era el de Cristiandad.
No fue hasta 1730 cuando el geógrafo sueco Philip Johan von Strahelenberg publicó una obra en la que definía a Europa con sus actuales límites situados en los Urales, lo que satisfacía al poderoso Zar ruso del momento.
El origen mitológico que le dieron los griegos a Europa también juega con Grecia y los pueblos semíticos. Europa era una joven fenicia de Tiro, hija del rey Agénor y la reina Teléfasa, de la que Zeus se enamoró. Mientras la joven estaba con sus amigas recogiendo flores cerca de la playa, Zeus con la intención de seducirla se transformó en un llamativo toro blanco. Europa se acercó a él y lo acarició y viendo que era manso acabó subiéndose a su lomo. En ese momento el Zeus-toro aprovechó para correr al mar y llegar nadando hasta Creta consumando no sólo el secuestro de la joven Europa sino algo más, ya que de todo ello nacieron tres vástagos, el más conocido de ellos el futuro rey Minos. El rey de Creta se casó con ella, adoptó a sus hijos y la convirtió en reina de la isla. Aunque Herodoto intentó racionalizar el mito anterior, obviando la figura del toro y transformando la historia en un secuestro de la hija del rey fenicio por parte de los minoicos, el toro blanco y Europa han seguido unidos en la iconografía de su origen. De alguna manera el mito hace referencia a la relevancia que tenía el toro entre los habitantes de las tierras de occidente  desde época muy antigua y continuado con la relación del hijo de Europa y Zeus, Minos, y el Minotauro, monstruo con cuerpo de hombre  y cabeza de toro.

Europa representa el 2% de la superficie terrestre y algo menos del 7% del total de las tierras que quedan por encima de la superficie del mar. Su población, 735 millones de habitantes, es el 11% del total del planeta, porcentaje que cada año se reduce.
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El poeta romano Ovidio glosó de este modo en sus Metamorfosis el rapto de Europa por parte de Zeus:

... con un ademán sacude el orbe (Zeus),
se viste de la faz de un toro y mezclado con los novillos
muge, y entre las tiernas hierbas hermoso deambula.
Cierto que su color el de la nieve es, que ni las plantas
de duro pie han hollado ni ha disuelto el acuático austro.
En su cuello toros sobresalen, por sus brazos las papadas penden;
sus cuernos pequeños, ciertamente, pero cuales contender
podrías que hechos a mano, y más lúcidos que una gema pura.
Ninguna amenaza en su frente, ni formidable su luz:
paz su rostro tiene. Se admira de Agenor la nacida
porque tan hermoso, porque combate ninguno amenace,
pero aunque tuvo miedo de tocarlo, manso, a lo primero,
pronto se acerca y flores a su cándida boca le extiende.
Se goza el amante, y mientras llegue el esperado placer,
besos da a sus manos; apenas ya, apenas el resto difiere,
y ahora al lado juega y salta en la verde hierba,
ahora su costado níveo en las bermejas arenas depone.
Y poco a poco, el miedo quitado, ora sus pechos le presta
para que con su virgínea mano lo palme, ora los cuernos, para que guirnaldas
los impidan nuevas. Se atrevió también la regia virgen,
ignorante de a quién montaba, en la espalda sentarse del toro:
cuando el dios, de la tierra y del seco litoral, insensiblemente,
las falsas plantas de sus pies a lo primero pone en las ondas;
de allí se va más lejos, y por las superficies de mitad del ponto
se lleva su botín. Se asusta ella y, arrancada a su litoral abandonado,
vuelve a él sus ojos, y con la diestra un cuerno tiene, la otra al dorso
impuesta está; trémulas ondulan con la brisa sus ropas.



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sábado, 28 de mayo de 2011

MIS QUIJOTES



Tenía 27 ó 28 años la primera vez que me atreví con el Quijote y recuerdo que lo que inicialmente tenía sólo un objetivo pedagógico (en aquellos años me impuse leer todo aquello que no había leído por falta de tiempo e interés hasta entonces, desde Homero hasta Descartes), conforme iba avanzando en la lectura, capítulo a capítulo, se fue convirtiendo en un placer lleno de sorpresas. El Quijote me impactó y quedé ya de por vida ligado a esta obra.


Años después, en 2005, año en el que se celebró el IV centenario de su publicación, me dije a mi mismo: ¿por qué no celebrarlo con una segunda lectura? Reconozco que esta segunda vez me costó mas, quizás porque mis expectativas eran muy altas con el recuerdo de la vez anterior (¡habían transcurrido casi 20 años!), sobre todo aquellos capítulos en los que Cervantes se embarcó en contarnos historias dentro de la historia, incluyendo dentro del Quijote novelas que podría haberse ahorrado sin perder un ápice de interés. Pero la obra no me decepcionó: volví a disfrutarla y reforcé mi relación con ella.


Recomiendo a todo el mundo la lectura de El Quijote. Por su tamaño y por el redactado en el modo de decir las cosas en castellano antiguo, a priori puede parecer desmotivante iniciar su lectura, pero os aseguro que vale la pena. Es cuestión de darse tiempo y hacerlo despacito, disfrutando de cada capítulo. Y también es cuestión de cultura, de educar nuestros sentidos. De verdad insisto: vale la pena.


Durante los últimos años he tenido oportunidad de ir adquiriendo Quijotes con alguna gracia especial, sobre todo a nivel de ilustraciones. Aquí os presento mi colección de Quijotes.


El ilustrado por Gustave Doré, que estuvo mucho tiempo abierto en un atril en un lugar privilegiado del salón:






El ilustrado por Dalí, un espectáculo de ilustraciones:














El ilustrado por José Segrelles:








El ilustrado por Mingote en cuatro tomos:






La joya de la corona: los dos tomos de la edición numerada realizada en papel de corcho por José Balagué y José Pi Caparrós en 1982 para celebrar el 366 aniversario de la muerte de Cervantes:








Una edición de bolsillo del IV Centenario de la obra (2005):




Las obras originales de 1605 y 1615 que encontré en internet y a las que puse tapas de imitación de piel:














Aproveche el encargo para realizar un libro con ilustraciones de diferentes ilustradores de la obra que también encontré buscando por internet:






Una curiosidad única que encontré en un mercadillo de viejo: la colección completa de cromos de El Quijote de Chocolates Amatller, presentada en 1954 con ilustraciones en color realizadas por Segrelles a principios del siglo XX:










Una preciosa obra también publicad con motivo del IV Centenario en 2005 que resume las diferentes ediciones ilustradas de las que ha disfrutado El Quijote a lo largo de sus cuatro siglos de existencia:








Algún libro periférico, como la sinopsis del curso sobre El Quijote que impartía Vladimir Nabokov (conocido por su novela Lolita) en Inglaterra, o como el "periférico" de la época, El Quijote de Avellaneda:




Otra curiosidad excepcional: el audiolibro compuesto por 37 CD's con voces reconocidas como la de Juan Luis Galiardo en el papel de Don Quijote (sí, sí, El Quijote leído, para cuando necesite que alguien me lea...):






Varias películas sobre la obra, así como la grabación de una representación de la Opera Don Quixote:




Un CD interactivo que permite trabajar con el contenido de la novela, búsqueda y recuento de palabras concretas, refranes, etc:




Una colección de la que estoy orgulloso y que por supuesto no ha terminado...






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jueves, 26 de mayo de 2011

¿MIEDO? NO, GRACIAS


¡Qué fácil es caer en sus garras! El miedo en las organizaciones se extiende como una epidemia. Miedo a ejecutar, a decidir, a liderar. Miedo a liderar, ¿puede haber algo más atroz en una organización?


El miedo es un cáncer que se instala silenciosamente. Sólo con el tiempo uno es consciente de que algo no funciona. Los síntomas se traducen en pérdidas, inapreciables al principio, autojustificadas en cualquier caso, difíciles de erradicar al final. A grandes rasgos se pierde:


• El sentido del humor. Surgen tópicos que nos atrapan y poco a poco nos minan por dentro: “no está el horno para bollos”, “no es momento de bromas”, “hay poco de lo que reírse”. Hace poco en una campaña electoral un partido político utilizó el símbolo de una sonrisa para dar más fuerza a su logo. A otro partido opuesto no se le ocurrió otra cosa que exclamar en un mitin: “¿pero de qué se ríen estos con la que está cayendo?” Como si los tiempos duros fueran suficiente motivo para perder el sentido del humor. Y así se dan alas al miedo…


• La autoconfianza. Lentamente también pasamos de afrontar objetivos y retos como complejos a considerarlos difíciles, muy difíciles y finalmente imposibles. Y cuando llegamos a este punto el derrotismo acompaña al miedo y una sensación de incapacidad, de no tener fuerzas suficientes resquebraja los pilares fundamentales de nuestra fuerza: el saber (no conozco donde estoy), el poder (no seré capaz de hacerlo) y en última instancia el querer (para qué esforzarme si es imposible).

• La confianza en los demás. Más que una pérdida, en un líder esto debería ser un delito. Si perdemos la confianza en los demás estamos a un paso de la muerte laboral. La confianza se gana con confianza y viceversa. ¿Qué puede esperarse de un Equipo en el que el líder no confía y, en consecuencia, que no confía en su líder?


• El optimismo. Sin sentido del humor y sin confianza el optimismo es imposible. Así que cuando el miedo está presente, no cabe esperar que pueda verse el futuro de forma mínimamente ilusionante.

• El autocontrol. Cuando no hay miedo las cosas son naturales, no hace falta ser falso ni esconderse ni mostrar una seguridad que ya no existe a través de actitudes agresivas.


El miedo es una emoción propia de nuestra naturaleza. ¡Es sano tener miedo! Pero tiene que ser también una emoción pasajera. Si se perpetúa en el tiempo y se convierte en un estado de ánimo, se acaba interiorizando y se transforma en algo que asumimos como propio, excusándonos en cualquier motivo: los malos tiempos, la crisis, mi entorno, mis jefes, mis problemas familiares o cualquier cosa.


¿Cómo salir de ello? Lo primero es darse cuenta de que el miedo está en el fondo de muchos de nuestros comportamientos. Es un primer paso necesario, sin esta percepción y la humildad de que no es lo que nos rodea lo que nos obliga a actuar así, sino nuestra propia debilidad y nuestro fracaso en no dejar que el miedo anide en nosotros. En segundo lugar, disciplina y esfuerzo. No es suficiente con darse cuenta, ¡hay que luchar para erradicarlo! ¿Cómo? Algunas ideas:


1) Recuperando el sentido del humor. ¡Riéndonos! Hay que sonreírse y reírse mucho y, sobre todo, de uno mismo. El sentido del humor trae alegría y ésta abre paso al optimismo y la ilusión. No hay fuerza más contagiosa: sentido del humor.
2) Cambiar el enfoque y la forma de ver a todo y a todos los que creemos nuestros enemigos. El entorno no está imposible, está difícil. Mi jefe no me menosprecia, sólo me exige y es lo menos que puede hacer. Los demás no me odian ni me tienen manía, simplemente hay cosas que ven de distinta forma (¡como ya hacían antes!). Los objetivos no son inalcanzables y los retos un sufrimiento, ¡al contrario! Los objetivos y los retos siempre son un aliciente, una oportunidad para disfrutar, aprender y mejorar.

3) Rescatar la fuerza de la confianza, en uno mismo y en los demás, ya que ambas se retroalimentan. Hay que recuperar la confianza y volver a pensar que las personas, todas, nos sentimos mejor y somos capaces de alcanzar mayores retos cuando sentimos que se confía en nosotros profesional y personalmente.


Y por último y muy importante, exteriorizar nuestro cambio mediante comportamientos. Hacer saber al mundo que volvemos a tomar el timón. Al principio y dependiendo del tiempo en el que el jefe haya sido el miedo, los que nos rodean se extrañarán del cambio. Incluso es posible que se produzca alguna reacción inesperada. Pero hay que perseverar y seguir con el plan:


• Sentido del humor


• Cambio de enfoque


• Confianza


Con el tiempo el miedo buscará otro refugio permanente y se alejará de nosotros, como un parásito que ya no se siente cómodo en su sufrido huésped. Sentiremos de nuevo la fuerza y la grata responsabilidad de que volvemos a ser nosotros los que tomamos las decisiones. Nuestro equipo no solo lo agradecerá, sino que aquellos a los que hayamos podido contagiar, podrán iniciar su propio camino de regreso contando con nuestro apoyo.

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