viernes, 12 de noviembre de 2010

LA AUTÉNTICA MISIÓN DEL DIRECTIVO

¿Cuál es la tarea de un directivo o responsable de equipos? Por mucho que adornemos la respuesta, al final siempre acabamos en lo mismo: alcanzar los resultados de negocio establecidos para su equipo, departamento, unidad o lo que sea.

En unas empresas se hace más énfasis en el valor de las personas y en otra menos. Pero en cualquier caso, la tarea o el objetivo fundamental de un directivo o responsable de equipos se entiende que es la consecución de sus objetivos de empresa (o incrementar el valor de la acción, como dicen en las escuelas de negocio). ¿Cómo puede ser de otro modo si es la empresa –o sus dueños o sus máximos ejecutivos- quién otorga el cargo, las responsabilidades y los objetivos?

Propongo una visión diferente. ¿Y si consideramos la consecución de los objetivos de negocio una herramienta necesaria para alcanzar el verdadero fin de la tarea de un directivo y no el fin mismo? ¿Cuál sería entonces esta tarea, esta misión fundamental? Planteo que este fin prioritario sea el mantener el máximo número de puestos de trabajo y, tan importante como esto, conseguir que los miembros del equipo disfruten con lo que hacen y se desarrollen como profesionales y como personas a través de la tarea que desempeñan.

¿Y los objetivos de negocio? Una herramienta necesaria. Son imprescindibles para satisfacer las expectativas y los deseos de aquellos que arriesgan su capital para que la empresa exista. En mi propuesta la consecución del máximo nivel de resultados es aquello necesario que soportaría la auténtica misión del directivo: la felicidad de sus colaboradores.

No es una propuesta baladí. Este enfoque plantea unas formas de actuar, unos comportamientos y unas decisiones diferentes a las que provoca el tener como misión fundamental la consecución de los objetivos de negocio. Esta propuesta no significa que la orientación a los resultados no sea una competencia importante. No sólo lo es, sino que es imprescindible. ¿Cómo sino la empresa podrá ser competitiva y cómo sino el empresario sentirá que su apuesta empresarial le es satisfactoria? Por supuesto que hay que esforzarse para ser eficaces en alcanzar los objetivos. Y por supuesto que aquellos colaboradores que no hagan este máximo esfuerzo no deben tener cabida en el equipo. Lo que propongo es que los directores o responsables de la dirección de personas consideren los objetivos como una herramienta y no el fin último de su tarea. ¡El fin último debería ser el desarrollo y la satisfacción de las personas de su equipo! ¿Sobre qué podemos actuar, sobre causas o sobre consecuencias? No podemos trabajar directamente sobre consecuencias, sólo podemos modelar las causas para que las consecuencias sean las deseadas. Y los resultados, ¿qué son, causas o consecuencias? Creo que podemos estar de acuerdo en que los resultados son consecuencias. ¿Y las causas? ¡Las personas, las causas son las personas! ¡Y los directivos tienen que cuidar de ellas!

Alguien tiene que empezar a decirlo... y aplicarlo.

============================================