sábado, 25 de junio de 2011

TRIVIALIDADES


Estoy leyendo un libro de Jorge Wagensberg (Las raíces triviales de lo fundamental. Tusquets editores. Octubre 2010) en el que el autor analiza el sentido de lo trivial, palabra que si bien designa un conocimiento irrelevante, también representa una verdad garantizada que en la evolución del pensamiento humano constituye una excelente base teórica para avanzar en el conocimiento. El autor demuestra en este genial ensayo que lo trivial en realidad está ausente de ese sentido intrascendente que le damos y que muy al contrario, está en la raíz de todo conocimiento fundamental y transcendente.



Como estoy en plena lectura y no he llegado aún a las conclusiones de la obra, en esta entrada sólo apuntaré aquello que más me ha sorprendido: la capacidad que tiene Wagensberg de clasificar las expresiones triviales, aplicando los métodos que él como científico de prestigio tan bien conoce.


Para empezar, el autor propone una definición de lo que es trivial: “Una proposición trivial es la que se basta a sí misma para garantizar la verdad que proclama”. Partiendo de esta definición esclarecedora, Wagensberg clasifica las proposiciones triviales en tres tipos:


1. Las Trivialidades Circulares.


Son aquellas proposiciones en las que el predicado está contenido en el sujeto.


Ejemplo: El tiempo (en la física clásica) es uniforme


En esta expresión la uniformidad forma parte de la propia definición del tiempo. Un tiempo que no fuera uniforme (que se acelerara o frenara) sería inaceptable, por lo que en su mismo concepto está integrado el ser uniforme. Pero en este tipo de trivialidades la proposición no sólo se explica por el sujeto, no todo lo uniforme es tiempo (el espacio también es un concepto uniforme, por ejemplo).

 Un caso muy especial de trivialidad circular es aquel en el que el predicado está contenido en el sujeto y, a la vez, el sujeto en el predicado.


Ejemplo: Un triángulo es un polígono con tres ángulos.


Todos los triángulos tienen tres ángulos y todos los polígonos con tres ángulos son triángulos.



En este caso el autor habla de Trivialidades Tautológicas. No hay verdades más férreas que las que se expresan mediante trivialidades tautológicas.


2. Las Trivialidades Blindadas.


Son aquellas proposiciones que incluyen todas las posibles alternativas.


Ejemplo: Mañana lloverá o no lloverá.


Este tipo de proposición contiene todas las opciones, sin fisuras.


3. Las Trivialidades Estadísticas.


Son aquellas proposiciones que garantizan una verdad que es inmensamente mayor que cualquier otra alternativa.


Ejemplo: Un ser vivo sólo es idéntico a sí mismo.


Es una realidad firme, pero teóricamente no podemos excluir con toda certeza que no pudieran existir dos seres vivos idénticos, aunque ello forme parte de una quimera prácticamente imposible de alcanzar (prácticamente).


Grandes avances científicos se basan en el acierto de enunciar trivialidades. Por ejemplo, decir que un cuerpo sólido lanzado al agua o bien se va al fondo porque es más pesado que ésta o bien flota porque lo es menos, pero nunca se queda indiferente. Es una verdad que podría comprobarse aunque hiciéramos millones de pruebas… pero que no descarta la posibilidad de utilizar un cuerpo sólido con exactamente (exactamente) la misma densidad del agua. Estadísticamente se trataría de encontrar un número concreto (la densidad del agua) entre infinitos números (todos los infinitos que son superiores a la densidad del agua y todos los infinitos que son inferiores). Es una trivialidad con fisuras aparentes, pero que expresa una realidad tangible.


Las tres clases de trivialidad, además, pueden coexistir en la misma proposición.


Ejemplo: En la realidad persiste todo lo que no ha desaparecido.


Es una trivialidad circular, porque persistir es sinónimo de no desaparecer, pero a la vez es blindada, porque cubre todas las posibles opciones, ya que toda realidad o persiste o no persiste, y no hay puntos medios ni otras alternativas.


Para ejemplarizar la fuerza creadora de las trivialidades, Wagensberg expone las leyes de la naturaleza de Descartes.


La primera de ellas dice:


Cada cosa permanece en el mismo estado en el que se encuentra si nada la cambia.


Se trata de una trivialidad blindada, porque la proposición en su segunda parte asume el no cumplimiento de la primera, y a la vez es una trivialidad circular porque permanecer y no cambiar son sinónimos.


La segunda ley de la naturaleza de Descartes dice:


El movimiento en línea recta de un pedazo de materia permanece para siempre a menos que algo lo impida.


Nos encontramos con el mismo tipo de trivialidad que en la primera ley. Es importante darse cuenta que desde Aristóteles hasta Descartes, durante dos mil años se había mantenido una afirmación contraria que venía a decir que para mantener un movimiento había que aplicar una fuerza sostenida (la piedra se mueve mientras la empujo, pero se detiene si dejo de hacerlo). Descartes le da la vuelta a esta concepción del movimiento y deja vía libre para que después venga Newton y elabore su primera ley, la de la inercia.


Con estos ejemplos el autor del libro va haciéndonos entender el peso que las trivialidades han tenido y tienen en la ciencia y la cultura.


Prometo más cosas al respecto.



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