martes, 6 de marzo de 2012

LA CREATIVIDAD


¡La creatividad se ha puesto de moda! Ahora todas las empresas dicen que van a estimular la creatividad de sus colaboradores, que la creatividad pasará a ser un punto fuerte de la organización, que la creatividad salvará a la empresa de las dificultades actuales y, sobre todo, las del futuro. Creatividad por todas partes. ¿Y por qué me parece a mi que la creatividad va a acabar siendo una palabra tan sobada como lo es ya liderazgo, por poner un ejemplo, o como empieza a serlo talento?



Seamos claros, si queremos creatividad (o innovación, entendida como la creatividad llevada a la práctica) hay que estimularla de verdad y para hacerlo hay que empezar a derrumbar barreras y filtros dentro de la empresa. ¿Parece fácil? Pués va a ser que no. Estamos en tiempos de crisis, al menos eso nos dicen los medios de comunicación a cada instante. Bueno, lo que no engaña son los volúmenes de facturación, el nivel de recursos propios o la cifra de beneficios, eso que llamamos "la última línea". No sé vosotros, pero cuando los beneficios se resienten percibo que la tendencia es a apretar los dientes, cerrar los ojos, seguir haciendo lo que sabemos hacer, quedarnos en el búnker que tanto nos ha preservado del mal ajeno hasta ahora... y esperar a que muevan ficha otros a ver si se la pegan. ¡Nada peor para el estímulo de la creatividad!


Las nuevas ideas necesitan vías anchas por las que circular, pero ahora sentimos necesidad de protegernos más, por lo que ponemos controles y barreras para evitar riesgos "innecesarios", que viene a ser como decir "desconocidos". Si queremos estimular la creatividad hay que ser valientes, muy valientes. Obviamente para que todo esto funcione, los directivos (los líderes, uf, cada vez me cuesta más utilizar esta palabra, pronto estará ya impresa en los paquetes de leche, en los pañuelos de bolsillo, en las bolsas de caramelos...) tienen que atreverse a estimular hacia abajo, defender hacia arriba y pelearse si hace falta hacia los lados, para que las cosas se pongan de cara para cambiarlas.



Tenemos que empezar por decirle a nuestra gente que piensen, propongan y, sobre todo, ejecuten sin miedo a que si las cosas no salen según lo esperado, les caerá encima todo el peso de nuestro enfado. Ya, ya, ahora es cuando aparece otra palabra que tenemos que progeter a muerte entre todos para que no acabe también un día gastada: la confianza. La confianza se sustenta en tres puntos:

1. La sinceridad. El lider tiene que sentir que su gente cree que dice lo que piensa.
2. La competencia. Igualmente, los colaboradores tienen que pensar que el lider puede hacer lo que dice.
3. La credibilidad. El lider tiene que haber cumplido con sus promesas en el pasado.

¿Y que han hecho muchos "líderes" en el pasado? No estaría de más analizar un poco que  hemos hecho con los tres puntos anteriores hasta ahora. Vale, vale, nadie ha faltado a su credibilidad por culpa suya... pero... ¿hemos tenido que darle la vuelta a nuestras promesas por avatares del destino muchas veces? Y ojo con lo que decimos, pues a veces las barreras, las normas internas, los filtros son tan inexpugnables que no hay quien pueda con ellos. Con la sinceridad ya no me meto, cada cual sabe lo que piensa y lo que dice...


Ahora bien, si en el pasado nos hemos puesto a arrear con el garrote a todos los que se han atrevido a salirse de la línea... Mal vamos para esperar que ahora todo el mundo se dedique a aportar ideas nuevas.

Soluciones:
1. Estimular la creatividad dando ejemplo y empezando por hacer cosas distintas desde arriba.
2. Decir, escribir, proclamar, GRITAR que los errores consecuencia de haber hecho algo diferente no se van a penalizar. Nadie es capaz de poner en marcha algo que vaya a cargarse la empresa, así que no hay motivos para no dejar que los colabores hagan cosas diferentes.
3. Convencer internamente a los responsables de las barreras y los controles (¡sin ellos estaríamos abocados al desastre, al hundimiento!) de lo estimulante que es mantener el control del navío, manejar el timón, desde la incertidumbre y la flexibilidad. Si todo está claro y todos sabemos lo que tenemos que hacer sin  poder hacer nada diferente, el trabajo se convierte en algo de lo más aburrido. Y lo malo de esto es que los trabajos fáciles-aburridos pueden ser desarrollados por cualquiera... así que... en ese caso, ¿para qué nos quieren a nosotros en la empresa?...

Ánimo, y que la creatividad os acompañe !!!


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