domingo, 29 de mayo de 2011

EUROPA



Europa es un continente por motivos históricos y porque así lo ha aceptado la comunidad internacional, ya que hay que tener en cuenta que no responde a la definición estándar de continente: cada una de las grandes extensiones de tierra separadas por los océanos. Europa forma parte del supercontinente euroasiático y termina en oriente en un lugar históricamente convenido: en la línea que forman los montes Urales, el río Ural, el mar Caspio y la cordillera del Cáucaso.

El origen de la palabra no está claro. Hay controversia sobre si fue un préstamo del griego a las lenguas semíticas o viceversa. La etimología griega podría traducirse como “ojos grandes” o “vasta extensión a la vista”, probablemente referido a la visión que tenían de la Grecia continental desde las Islas. En las lenguas semíticas como el árabe parece que la etimología también tiene una referencia similar referida a la visión de las tierras hacia Occidente. Con mucha seguridad la palabra tiene un origen basado en un topónimo antiguo situado al occidente de aquellos que lo utilizaban.
En las obras de Homero, Europa es la reina mitológica de Creta y no un topónimo, sin embargo en los llamados Himnos Homéricos, inicialmente atribuidos a Homero aunque parece que fueron posteriores, se utiliza el vocablo para nombrar a la Grecia continental, en oposición al Peloponeso y a las Islas griegas. Ya con Herodoto Europa toma la referencia actual, siendo definida como la tierra situada al Norte del Mediterráneo entre las columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar) y el río Indo.
Hasta bien entrada la Edad Media Europa mantuvo esa definición no demasiado concreta. La palabra tenía poco uso, ya que el nombre preferido que se utilizaba para definir ese espacio geográfico era el de Cristiandad.
No fue hasta 1730 cuando el geógrafo sueco Philip Johan von Strahelenberg publicó una obra en la que definía a Europa con sus actuales límites situados en los Urales, lo que satisfacía al poderoso Zar ruso del momento.
El origen mitológico que le dieron los griegos a Europa también juega con Grecia y los pueblos semíticos. Europa era una joven fenicia de Tiro, hija del rey Agénor y la reina Teléfasa, de la que Zeus se enamoró. Mientras la joven estaba con sus amigas recogiendo flores cerca de la playa, Zeus con la intención de seducirla se transformó en un llamativo toro blanco. Europa se acercó a él y lo acarició y viendo que era manso acabó subiéndose a su lomo. En ese momento el Zeus-toro aprovechó para correr al mar y llegar nadando hasta Creta consumando no sólo el secuestro de la joven Europa sino algo más, ya que de todo ello nacieron tres vástagos, el más conocido de ellos el futuro rey Minos. El rey de Creta se casó con ella, adoptó a sus hijos y la convirtió en reina de la isla. Aunque Herodoto intentó racionalizar el mito anterior, obviando la figura del toro y transformando la historia en un secuestro de la hija del rey fenicio por parte de los minoicos, el toro blanco y Europa han seguido unidos en la iconografía de su origen. De alguna manera el mito hace referencia a la relevancia que tenía el toro entre los habitantes de las tierras de occidente  desde época muy antigua y continuado con la relación del hijo de Europa y Zeus, Minos, y el Minotauro, monstruo con cuerpo de hombre  y cabeza de toro.

Europa representa el 2% de la superficie terrestre y algo menos del 7% del total de las tierras que quedan por encima de la superficie del mar. Su población, 735 millones de habitantes, es el 11% del total del planeta, porcentaje que cada año se reduce.
================================

El poeta romano Ovidio glosó de este modo en sus Metamorfosis el rapto de Europa por parte de Zeus:

... con un ademán sacude el orbe (Zeus),
se viste de la faz de un toro y mezclado con los novillos
muge, y entre las tiernas hierbas hermoso deambula.
Cierto que su color el de la nieve es, que ni las plantas
de duro pie han hollado ni ha disuelto el acuático austro.
En su cuello toros sobresalen, por sus brazos las papadas penden;
sus cuernos pequeños, ciertamente, pero cuales contender
podrías que hechos a mano, y más lúcidos que una gema pura.
Ninguna amenaza en su frente, ni formidable su luz:
paz su rostro tiene. Se admira de Agenor la nacida
porque tan hermoso, porque combate ninguno amenace,
pero aunque tuvo miedo de tocarlo, manso, a lo primero,
pronto se acerca y flores a su cándida boca le extiende.
Se goza el amante, y mientras llegue el esperado placer,
besos da a sus manos; apenas ya, apenas el resto difiere,
y ahora al lado juega y salta en la verde hierba,
ahora su costado níveo en las bermejas arenas depone.
Y poco a poco, el miedo quitado, ora sus pechos le presta
para que con su virgínea mano lo palme, ora los cuernos, para que guirnaldas
los impidan nuevas. Se atrevió también la regia virgen,
ignorante de a quién montaba, en la espalda sentarse del toro:
cuando el dios, de la tierra y del seco litoral, insensiblemente,
las falsas plantas de sus pies a lo primero pone en las ondas;
de allí se va más lejos, y por las superficies de mitad del ponto
se lleva su botín. Se asusta ella y, arrancada a su litoral abandonado,
vuelve a él sus ojos, y con la diestra un cuerno tiene, la otra al dorso
impuesta está; trémulas ondulan con la brisa sus ropas.



=============================================