domingo, 10 de abril de 2011

LA REALIDAD SE IMPONE


Esta mañana leyendo el periódico, en la misma página aparecían dos noticias de las que poco a poco nos irán situando en la realidad.



Ya he comentado las revoluciones de los países árabes en mis entradas del 13 de febrero:

http://cosasdejosep.blogspot.com/2011/02/egipto-algunas-cuestiones.html


y 14 de marzo:

http://cosasdejosep.blogspot.com/2011/03/de-tunez-japon_14.html

Y ahora empieza tímidamente a entreverse la realidad.


En la primera de las noticias, en la parte baja de la página y ocupando apenas una franja de una octava parte del espacio total, se podía leer “El ejército egipcio mata por primera vez a manifestantes en la plaza Tahrir”. Se explicaba que los militares egipcios ayer habían dispersado violentamente una manifestación en la plaza Tahrir causando por primera vez víctimas mortales (dos fallecidos). Son las primeras muertes de la era post-Mubarak y, como decía la noticia, pueden marcar un punto de inflexión en esa especie de apoyo general que los medios nos contaron existía alrededor de las fuerzas armadas como conductores del país hacia la libertad. Sabéis que soy muy crítico con lo que yo tildaría de manipulación por parte de los medios, que nos vendieron aquello que queríamos oir: que Egipto estaba bajo el poder de una dictadura impresentable (a la que habíamos apoyado durante decenas de años, considerándola un “fiel aliado y amigo”) y que el pueblo (todo el pueblo según los medios) se había levantado espontáneamente (sic) reclamando libertad y democracia. En cuanto cayó Mubarak, la plaza Tahrir perdió protagonismo informativo y empezó el conflicto en Libia, Egipto dejó de aparecer en las pantallas de televisión y en las páginas de los periódicos, como si ya estuviera todo hecho y la democracia fuera cuestión de días. Me aventuro a decir que no será cuestión ni de años y que posiblemente no será ni siquiera cuestión. Cada vez tengo menos claro que la democracia occidental, la nuestra, sea lo mejor para Egipto…


La segunda noticia, que ocupaba el resto de la página, ponía en letra de gran tamaño “Arabia Saudí y no Turquía” y como subtítulo “las monarquías del Golfo son el gran referente de Estado para la gente de Bengasi”. Diablos, de nuevo los medios nos vendieron aquello que queríamos escuchar cuando empezó la revuelta en Libia: su espontaneidad, el liderazgo de la misma por parte de las fuerzas democráticas, la lucha por la libertad, etc. Y ahora nos encontramos con que el cambio puede ser hacia lo que representan las monarquías del Golfo, grandes garantes de la igualdad y la democracia como todo el mundo sabe… Total, que en Libia, los revolucionarios aspiran a un gobierno donde no haya partidos políticos y donde el Estado y la Religión sean un todo inseparable. Que conste que no critico esta opción, ya que forma parte de nuestra prepotencia el pensar que sólo nuestras formas de gobierno son las “buenas”, lo que critico es cómo los medios de comunicación nos vendieron que la revolución tenía como fin llevar la democracia a Libia y cómo “todo el pueblo libio” estaba a favor de ello, luchando contra un solitario Gadafi que sólo podía combatir apoyado por fuerzas extranjeras mercenarias. Y yo sigo viendo personas con aspecto libio y las banderas verdes de Gadafi manifestándose en Trípoli…

En fin, por favor, ¡que nos traten como personas capaces de entender las cosas que pasan! Que no nos predispongan a favor o en contra de los acontecimientos históricos y que los medios regresen cuanto antes a exponer la realidad y dejar que seamos nosotros los que la interpretemos. O si la interpretan por nosotros, que no lo hagan de forma inocente en ocasiones, tendenciosa en otra, sino que procuren liberarse de prejuicios. Seamos claros: a corto plazo ningún país árabe de los que han participado en las revoluciones recientes, ni Túnez, ni Egipto, ni Libia, ni Siria, ni Jordania, ni Yemen, ni Dubai, ni Arabia Saudí, etc. van a estar gobernadas por democracias parlamentarias ni a corto ni a medio plazo ni probablemente nunca. Y si deberían estarlo o ello sólo es una muestra de nuestra soberbia, sería motivo de un artículo más largo que éste.

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