domingo, 5 de febrero de 2012

LA GRAN TRANSFORMACIÓN


Lo primero reconocer las cosas: estamos pasando por un momento difícil, lo que yo llamo una “gran jodienda” Ya está, hay que decirlo, porque parece que en las reuniones de empresa no está bien hablar de ello porque puede “desmotivar”. Pues no, hay que decirlo y reconocerlo, porque sólo desde su reconocimiento podremos cambiar las cosas.



Pero, ¿sabéis que he descubierto? Que hay un truco para que las “grandes jodiendas” no te afecten, un truco muy sencillo: ¡reirse de ellas! Sí, sí, ya sé que parece absurdo, pero funciona. Cuando notéis que se avecina una “jodienda” o putada o cosa fea, como queráis llamarla, sea grande o pequeña, ¡reiros de la situación, reíros de ella! He descubierto que si haces eso, la amenaza fea se molesta mucho, tanto que en un alarde de enfado hace un triple salto mortal y pasa por encima de ti sin tocarte. Impresionante, pero es así. No tenéis más que probarlo.


Queda aún un buen tiempo de dificultades, de trabajo en los bajos fondos. ¿Sabéis que tiene eso de de bueno? Que vamos a salir muy curtidos y fortalecidos de esta etapa de nuestra vida. Vaya que sí: después, cuando llegue la nuestra, que llegará, ¡nos vamos a comer el mundo!


Soy un incrédulo del tiempo. El tiempo simplemente no existe, es un invento nuestro. Pero a pesar de ello, nuestras vidas transcurren en el acuerdo de que existen un pasado, un presente y un futuro. No voy a decir nada del pasado, hoy no toca. Nos ha traído hasta aquí y eso no es poco. Dejémoslo que siga sedimentando en su estanque de recuerdos. Hablaré del presente. El presente tiene una característica que lo hace único: es perfecto. No le demos más vueltas, el presente es perfecto. Aunque sólo sea porque el presente es el que es y no hay otro, ya merece la calificación de perfecto. Y como tal hay que tomarlo. De nada sirve cargar contra él, desear que fuera otro, maldecirlo porque nos parece injusto o cualquier otro calificativo negativo. ¡Que no, que no! Nos equivocamos si no pensamos que el presente es simplemente perfecto. Muchos dedicamos excesivo tiempo a ensombrecer nuestro presente con miedos sobre el futuro. ¡Otro gran error! No podemos pasarnos la vida (el presente) asustados y preocupados por un futuro que no sabemos si llegará como lo imaginamos o de cualquier otra forma. Hay que trabajar el “aquí y ahora” y volcarnos en sentir que estamos bien en este preciso instante. El presente debe ser, por tanto, perfecto.


El futuro ya es otra cosa. Hace poco leí una frase que me impactó: el futuro es el único lugar al que podemos ir. ¡Cielos, qué contundencia, cuánta razón! Porque si es el único lugar al que podemos ir, haríamos bien en hacer lo posible para que sea el máximo de confortable. Si la característica del presente es que es perfecto, la del futuro es que lo construimos nosotros. Así de claro: el futuro se lo trabaja y construye, física y realmente, cada uno con sus decisiones diarias.


En física, dentro de la teoría del caos, está descrito el “efecto mariposa”, famoso por las películas que lo han tomado como motivo, que viene a decir que pequeños cambios que se puedan producir en el inicio de un sistema complejo pueden hacer que éste evolucione mediante un proceso de amplificación y provocar grandes transformaciones en el futuro. En conclusión, no hay que banalizar ninguno de nuestros actos, todo lo que hacemos tiene una consecuencia que podría ser diferente con pequeños cambios de acción o decisión iniciales. ¡El futuro lo trabajamos nosotros con nuestro funcionar diario!





Y ahora viene una gran pregunta: ¿qué estás haciendo tú para construir el futuro que te gustaría tener? Veamos el test de las tres preguntas frente al espejo:


• Situarse delante de un espejo y mirarse fijamente a los ojos.


• Preguntarse a sí mismo las siguiente cuestiones:


1. ¿Me veo yo a mi mismo haciendo este trabajo (el que sea que esté haciendo hoy), evolucionando conforme los cambios en el sector se vayan produciendo, durante los próximos 10, 15 ó 20 años (los que sean según la edad de cada uno)?


• Si la respuesta a esta primera pregunta es sí, continuar con las otras dos, si es no, ¡pírate, márchate, vete a otra cosa ya! ¿A qué esperas?¡Tienes que preparar urgentemente un plan para cambiar de trabajo!


• Ahora la siguiente pregunta:


2. ¿Yo me contrataría hoy, aquí y ahora, para desempeñar este trabajo? Si fuera mi manager, ¿me ficharía yo a mí mismo?


• Si es que sí, vamos bien, podemos trabajar sobre ello. Si es que no (y estoy seguro que a ti mismo no te vas a mentir), ¡sabes que tienes que proponerte un plan de mejora urgente!


• Y la última pregunta:


3. ¿Me veo capaz de hacer este trabajo como el mejor durante los próximos años? ¿Seré capaz de hacerlo?


• Por favor, si has pasado el test en las dos preguntas anteriores, ¡aquí tienes que constestarte a ti mismo que si otros podrán, ¿por qué no vas a poder tú?! No hagas caso de agoreros, ¡échalos de tu lado!: los que no son capaces de hacer una cosa te dirán que tú tampoco puedes. ¡Que les zurzan!



 Hablemos del futuro y de qué podemos hacer para que sea como nosotros desearíamos. Para ello tenemos que hablar de Talento, entendido como la capacidad de superar nuestros propósitos.


¿Qué necesitas para educar tu talento?


1. Conocimiento. ¡Estudiar, hay que estudiar! Para tener talento hay que leer, preocuparse por lo que pasa en el entorno, estar al día del conocimiento imprescindible para desarrollar nuestro trabajo y, una vez lo hayamos adquirido, dar un paso más y aprender más cosas. Estudiar y estudiar. Adquirir conocimiento es imprescindible para poder difundirlo.


2. Habilidades. Hay que estudiar y… ¡practicar! Las habilidades pueden adquirirse. Pero no es suficiente con adquirir las técnicas, sino que tenemos que hacerlas nuestras, diferenciarnos, ser únicos. Fijémonos en los que lo hacen mejor que nadie. Qué hacen para ser tan bueno. Y después incorporémoslo a nuestra forma de ser. Practicar y practicar.





3. Herramientas. Las nuevas tecnologías lo están cambiando todo y aún me encuentro con personas que dicen eso de “no le encuentro la gracia a las redes sociales”, “que chorrada lo del twitter” ¡Eso es negar las evidencias! Las nuevas tecnologías y los nuevos canales de comunicación han llegado para quedarse y si no queremos verlo, vamos mal para trabajar ese futuro que deseamos para nosotros, salvo que sea un futuro de autismo social… Hay que ponerse en ello, probar, interesarse, dedicarle tiempo, pero no se puede perder ese tren bajo ningún concepto.


¿Cómo tienes que aplicar tu Talento?


1. Con Confianza. Jolines, ¡la confianza es gratis: Regálala! Regálatela a ti mismo y regálasela a los demás. No vengas con excusas: “es que si no confían en mi…” ¡Excusas y chorradas! La confianza está para que la regales. Trabaja con confianza: tú puedes hacerlo y los demás no suponen un freno insuperable para que puedas conseguirlo. Así de sencillo.


2. Con Actitudes Positivas. ¡Echa a los pesimistas, a los cenizos, a los tristes, a los negativos de tu lado! ¡Expúlsalos! ¡Que se vayan a hacer gárgaras, todos ellos juntitos! Y preocúpate de que tus actitudes se orienten siempre hacia lo positivo, hacia construir, nunca lo contrario. No vale con tener un pensamiento limpio: los demás tienen que saber que lo tienes, ¡házselo saber con tus actitudes!





3. Y con Pasión. ¡Pon pasión a lo que haces! Si quieres disfrutar de verdad con lo que haces, no lo hagas sin ganas, ¡hazlo como si tuvieras un hambre voraz de hacerlo! Pon alma y corazón en cada paso que des. Pásatelo bien, disfruta con ello. ¿A qué tienes miedo? ¿Qué te quita energías para ese disfrute? ¿Qué es lo peor que te puede pasar en el trabajo? Lo peor es que te despidan… ¡¿Y qué?! ¿Vale la pena aguantar en un trabajo en el que no disfrutas? ¿Tienes confianza, trabajas con pasión? ¿Quién crees que es capaz de prescindir de alguien que confía en sí mismo y en los demás, que se muestra siempre predispuesto y positivo y que pone entusiasmo y corazón a lo que hace? ¡Nadie!


¿Y sabes cuándo tienes que poner todo esto en marcha? ¡Ya! Desde este mismo instante. No te despistes, ponlo en práctica ya. Apunta a ser el mejor de los mejores y no te conformes con menos. Siente el orgullo de que tu trabajo no está hecho para medianías.


Se avecina lo que yo llamo la “Gran Transformación”, una transformación que hará que el mundo de los negocios cambie radicalmente. En la última década del siglo pasado hubo tres aportaciones revolucionarias con un potencial que aún está por explotar.


¿Qué porcentaje de decisiones diarias creéis que se toman sólo con la razón? ¿En cuantas ocasiones podemos dejar al margen nuestras emociones y pensar con la lógica para llegar a una conclusión? ¿En el 25% de los casos, el 15%, el 5%...? ¡Nunca, jamás! ¡No podemos dejar a nuestras emociones al margen nunca! Fue el gran neurólogo de origen portugués afincado en Estados Unidos Antonio Damasio, quién con sus investigaciones llegó a la conclusión de que nuestras emociones están siempre presentes al principio y al final de cualquier decisión que tomemos en nuestra vida. Lo explica de maravilla en su libro “El error de Descartes”, publicado en 1994: los seres humanos no podemos evitar que nuestras emociones influyan en todo lo que hacemos.


Un año después, en 1995, se publicó otra obra de gran calado, “La inteligencia emocional” del psicólogo norteamericano Daniel Goleman. Su aportación hizo cambiar el concepto tradicional de inteligencia: ya no se trataba de sacar dieces en los exámenes, sino que el potencial éxito vital radicaba en saber reconocer y manejar nuestras propias emociones. El listo ahora es el que mejor partido sabe sacar a sus relaciones personales y sociales.


Por último, otro psicólogo norteamericano, expresidente de la Asociación Americana de Psicología, Martin Seligman, un día se cansó de dedicar todo su tiempo a los procesos mentales patológicos y se empezó a interesar por aquellas personas que se mostraban felices en la vida. Creó la Psicología Positiva que se dedica al estudio de las emociones positivas (la felicidad, el amor, la alegría) y las energías que la provocan: el optimismo, la creatividad, la sabiduría, la entereza, etc. Por ejemplo, Seligman descubrió en sus investigaciones de campo que los optimistas tienen un pronóstico de longevidad un 20% superior a las personas negativa.


Ahora pongamos las aportaciones de Damasio, Goleman y Seligman en una coctelera y agitemos. Las emociones son las que mandan, tenemos que cuidar de nuestras relaciones personales y trabajar las energías que construyen emociones positivas. ¡Cielos, que potencial! ¡Un coctel que puede cambiar el mundo empresarial! Esta es la Gran Transformación que las empresas aún tenemos que incorporar a nuestros procesos de decisión. Porque en el fondo, ¿sabéis lo que quieren vuestros clientes? ¿Productos, servicios, apoyo?... ¡Al diablo con todo ello! Vuestros clientes quieren lo que queremos todos, yo, mi esposa, mis hijos, mi suegra… : ¡Afecto! La gente quiere afecto. Vamos muy faltados hoy de afecto y es lo que todos deseamos. Así que pregúntate: ¿hay alguna alternativa a lo que vendo? Si no la hay, vigila, porque eres totalmente prescindible (si no hay alternativa, los clientes lo comprarán de cualquier modo). Pero si hay alternativas, cosa muy común, marca la diferencia dándole a tus clientes lo que de verdad desean: ¡Afecto!


Y no te quedes ahí: ¡regala tu afecto a todos los que te rodean! Quiere a tus clientes y a tus compañeros de trabajo. ¡Y muestra afecto por tu jefe! Él está ahí, siempre está ahí, ¡quiérele de verdad! Si hay buen rollo entre vosotros, tu afecto lo reforzará y entre los dos montaréis un equipo invencible, y si no lo hay, ¿qué mejor paso puedes dar para cambiar esa situación que mostrarle un afecto sincero? ¡La situación cambiará, seguro! Date un tiempo y pruébalo.


¿Es tarea fácil? Pues claro que no: ¡Vivan las dificultades! Si fuera tarea fácil nadie te necesitaría a ti. Así de sencillo. Sólo el Talento será capaz de asegurar tu puesto de trabajo.


Para terminar, ¿sabéis que les pediría a mis colaboradores? Tres cosas:


1. Valor. El atrevimiento de perseguir el futuro que deseen.





2. Entrega. Fuera frenos, excusas, chorradas. Entregarse a tope, porque vale la pena, porque me gusta, porque me lo paso bien. Entregarse con sentido de urgencia, el que hace que la pasión se desborde de nuestras venas.


3. Imaginación. Imaginar que todo puede ser distinto, que lo será y que todo el mundo es capaz de adaptarse a este mundo cambiante si se empeña en ello. ¡Formar parte del cambio y ser creador y motor del mismo! Cambiar en las pequeñas cosas para conseguir grandes efectos.


La Gran Transformación de las emociones + Talento + Valor, Entrega e Imaginación: con esto se puede salir ahí fuera… ¡y comerse el mundo!



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2 comentarios:

  1. Josep,
    me habían hablado muy bien de tu blog, y se quedaban cortos.
    Me fascina la idea de saber que tenemos la posibilidad de cambiar el camino que aparantemente está escrito, pero que tiene un sinfín de desvíos mal señalizados, y es nuestro trabajo saber descifrar esas señales con todas las estrategias que has planteado, y saber así cuál nos llevará a un mejor camino, que a su vez estará repleto otra vez de nuevos y mejores desvíos, o eso espero.
    El pasado es muy productivo, porque de él aprendemos. Pero estancarse en él es tirar balones a una canasta sin aro; nunca conseguiremos el triple.
    El momento es ahora, y no sólo para disfrutarlo sino como la oportunidad de invertir en nuestro cambio. Esta oportunidad de ser nuestros propios dueños de nuestro mañana, es lo más grande que tenemos. El miedo a aceptar el reto o no, sólo podemos combatirlo comprobando lo mucho que pueden cambiar las cosas a nuestro alrededor si nos lo proponemos.
    Moverse es el primer paso para el cambio. Asumir nuestra responsabilidad en las pequeñas cosas que nos ocurren.

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    1. ¡Muchísimas gracias por tus comentarios y tu aportación! Cuánta razón tienes. El pasado nos ha traído hasta aquí, lo que no es poco, pero como dices "el momento es ahora, pero no sólo para disfrutarlo, sino como la oportunidad de invertir en nuestro cambio" ¡excelentes palabras! A veces somos muy poco conscientes de lo mucho que podemos hacer para que el futuro, cuando vayamos llegando a él, tenga el influjo de las cosas que nosotros mismos le hayamos inyectado en el ahora... Por cierto, vuestra web es encantadora !!! Creo imaginar quién te hablo bien de mi blog. ¡Una persona única y encantadora!

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