jueves, 3 de marzo de 2011

EL AZAR Y LOS SUCESOS DEL NORTE DE ÁFRICA


Nos encontramos en plena vorágine de acontecimientos en el Norte de África y más allá del mismo. Primero Túnez, después Egipto y parece que a Libia le queda poco para que los gobiernos caigan y cambien de manos. Yemen, Bahrein, Jordania, Iraq, Irán, son numerosos los países donde aquellos que desean el cambio están aprovechando la actual oleada revolucionaria.

Soy muy crítico con la información que nos están ofreciendo los medios de comunicación, en concreto la prensa y la televisión. Todos ellos nos dan una imagen de aquello que nos gustaría que estuviera ocurriendo, más que aquello que en realidad lo está haciendo. Pero hoy no es éste el motivo de esta entrada, sino recordar aquello que Nassim Taleb explicaba en su ensayo el Cisne Negro y que resumí en este mismo blog. (http://cosasdejosep.blogspot.com/2009_08_09_archive.html)

¿Cuánto tardaremos en explicar de forma ordenada, clara, sencilla y coherente todo lo que está pasando? ¿Cuánto tiempo habrá que esperar para leer la primera crónica relatada de los momentos inmediatamente anteriores a la revuelta de Túnez y cómo los mismos “sólo” podían conducir a la caída de su Presidente? ¿Tardaremos mucho en que algún periódico nos explique cómo Mubarak estaba condenado a caer del gobierno egipcio “precisamente” ahora?.

Sólo hay que leer la numerosa bibliografía aparecida después de la caída del muro de Berlín para darnos cuenta de lo poco que nos cuesta explicar los acontecimientos de forma “platónica”, como si unos fueran causa inequívoca y lógica de otros, en una sucesión novelada que nos parece a todos convincente. Y sólo hay que recordar la sorpresa que a todo el mundo le causó la caída del muro y lo inesperado de la misma: ¡nadie lo hubiera predicho apenas unas horas antes!


Vale pues la pena recordar lo que nos decía Taleb en su obra: ¡Nos atrae novelar y explicarlo todo de forma que nos parece racional y no nos asuste la capacidad que tiene el azar de aparecer sin ser anunciado! Y lo hacemos mediante:

a) La ilusión de comprender. Todos pensamos que sabemos lo que sucede en un mundo que es mucho más complejo y aleatorio de lo que creemos.
b) La distorsión retrospectiva. La habilidad que tenemos de evaluar y explicar los hechos que ocurren como si los viéramos por un retrovisor. Eso sí, solo podemos hacerlo después de que los hechos hayan ocurrido.
c) El uso exagerado de la información parcial y la desventaja que tienen en este punto las personas eruditas y con autoridad, precisamente por la tendencia a platonificar de las mismas y a dar con explicaciones claras, concretas, nítidas y puras a hechos cuyo origen ha sido aleatorio y complejo.


Estemos atentos a estas explicaciones racionales y sencillas que no tardarán en aparecer en ensayos y sesudos libros excelentemente documentados. Esperemos que no tarden, no vaya a ser que lleguemos a pensar seriamente en que “no hay que hacer mucho caso de las previsiones, porque lo imprevisible no se puede prever”.

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