domingo, 17 de abril de 2011

EL DILEMA DEL TRANVÍA



Un tranvía circula sin control por una vía. En su camino se encuentran cinco personas atadas a los raíles. El observador dispone de una palanca mediante la cual puede desviar el tranvía hacia otra vía en la que hay también una persona atada en el camino. ¿Qué debe hacer? ¿Es lícito que accione la palanca y cause una víctima para ahorrar cinco?


Este dilema fue propuesto por una filósofa británica que falleció el año pasado, Philippa Foot, como una cuestión ética. La mayoría de nosotros sería en este caso partidario de accionar la palanca: el daño a una persona para salvar a cinco parece éticamente acertado.
                                            Philippa Foot

Ahora lo planteamos de otra forma, parecida pero no igual. El tranvía circula por la vía donde están atadas las cinco personas y sabemos que podríamos detenerlo lanzando un gran peso que le cortara el camino. A nuestro lado hay una persona alta y muy gruesa… ¿Sería lícito darle un empujón y lanzarla al paso del tranvía para evitar el sacrificio de cinco personas?


En este caso, en cambio, la mayoría no estaríamos dispuestas a dar el empujón. Es un dilema ético de difícil explicación. Podemos pensar que en el primer caso se lleva a cabo una acción positiva, apartar el tranvía de la vía donde están atadas cinco personas, y que ésta conlleva un efecto secundario que es el sacrificio de una persona. En cambio, en el segundo caso se realiza un daño activo con una acción directa sobre una persona para que tenga un efecto secundario que es la salvación de cinco.
En el primer ejemplo aplicamos una intuición utilitarista que se basa en un aumento de la felicidad general. Pero las intuiciones basadas en aquello que es útil, no son aplicables en todos los casos, ya que la intuición moral en el segundo ejemplo nos llevaría a no actuar. El utilitarismo fue una corriente filosófica del siglo XIX que se basaba en que lo bueno no es otra cosa que lo útil, pero el dilema del tranvía puso en jaque esta opinión…
¿Y tú qué opinas?...
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8 comentarios:

  1. según esto, quienes somos nosotros para invadir un pais, asesinando inocentes como daños colaterales, para librar a la población de un posible dictador-opresor...

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  2. Voy a plantear los dilemas desde otro punto de vista a esta Filosofa, que poco trabajo tendría para plantear esta soberana tontería.
    Se caen cinco personas o cinco millones a una vía y tu hijo a otra. Si accionas la palanca salvas a las personas pero muere tu hijo.
    Que harías... Yo lo tengo claro, morirían las personas
    El otro dilema Si tiras a tu hijo a las vías, muere tu hijo y salvas a las cinco personas o a los cinco millones, lo siento otra vez mueren las personas, salvaría a mi hijo.
    Este dilema es una estupidez, hay personas que dedican toda
    su vida a trabajar para pagarle los sueldos a estos pensadores de pacotilla.
    A una cosa como respuesta a el dilema principal, yo no accionaria la palanca morirían cinco personas, no soy nadie para decidir quien muere y quien se salva.
    Y por supuesto que no tiraría a nadie al tren para salvar a otras personas, yo no decido que inocentes mueren y quienes se salvan, conmigo la teoría de esta filosofa falla.
    Luego esta el tema moral toda la vida pensaría que soy un asesino.

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    1. Ahora imaginate que no es tu hijo: el dilema moral, es precisamente que no existe una preferencia familiar por ninguno de los afectados. la vida de todos es igualmente valiosa, aún cuando no te parezca una buena persona otro individuo, o te parezca más importante por una cuestión de familiaridad. la naturaleza nos hace inclinarnos hacia nuestra familia, y nuestra psicología hacia aquello con lo que nos sentimos afines. elimina esos filtros, y planteate de nuevo el dilema.

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    2. yo tampoco haría nada... no soy quien para robarle a vida a aquella persona atada al riel si el tren no iba en esa dirección... Los otros 5 pues era su destino y no me involucrare en eso! de lo contrario seria un asesino por matar a alguien que no iba a morir. en ambos casos

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  3. Gracias por comentar !!!!. Eso da vida a las entradas !!!!.
    Si ponemos hijos por el medio, la cosa cambia. La genética tira mucho (no hay más que darle un vistazo al libro El gen egoista para darse cuenta de que no está tan claro quién manda aquí...). Otra cosa es lo de no tener el derecho a decidir quién muere y quién no... Si lo aplicáramos a rajatabla, mal le hubieran ido las cosas a millones de inocentes que han sido masacrados por los muchos genocidas han habido en el mundo... Hay momentos en los que hay que intervenir, aún a costa de que mueran unos para salvar a otros.
    En cuanto a los daños colaterales, puro eufemismo para no llamar a las cosas por su nombre: víctimas civiles, no tengo tan claro que no haya que intervenir. Los dictadores no son "posibles": lo son o no lo son, y si además de serlo actúan a tiros contra su oposición... De todas formas es un asunto complejo sobre el que no tenemos todos los datos para poder decidir. Yo lo que critico es la manipulación que hacen los medios, haciéndonos creer que somos siempre "los buenos" y que apoyamos "a los demócratas" que persiguen la democracia en sus países. Un buen ejemplo son los militares egipcios... Pura hipocresía para ablandar nuestros cerebros...

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  4. Hiroshima y Nagasaki, niños, mujeres y ancianos muertos por millares casi un millón, es legal, matar a toda esta gente, para que no murieran mas gente en las trincheras, son igual de genocidas que Hitler o mas, y nunca son juzgados por que siempre llevan la bandera de la libertad. Libertad que ellos mismos son los primeros en pisotear, desde su guerra Civil, ya lo hicieron con sus negros, no serian esclavos pero seguían siendo negros ciudadanos de segunda sin derecho a nada.

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    1. Tan legal como comerte a tus hijos, en donde algun governante loco te lo permita o promueva actividades similares como una practicas comunes.

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    2. lo legal no siempre esta ligado a lo moral, o lo espiritual: por eso mucha gente aún tolera a monjes violadores, gente que asesina mujeres por no obedecerles, y cosas mucho más monstruosas.

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