miércoles, 29 de junio de 2011

ODA A LAS VÍSPERAS


Pobres vísperas, tan olvidadas por la Historia. Apartadas del calendario por el día de la efemérides, las vísperas quedan relegadas siempre a un segundo plano.



En cambio, si lo pensamos bien, las vísperas son un momento clave, de una relevancia me atrevería a decir tan destacada como el día que las sigue. En las vísperas aún hay oportunidad de cambiar de rumbo o, al contrario, reconfortarse sabiéndose dueño de la situación y confirmando lo que ocurrirá en apenas horas.


Los grandes acontecimientos históricos, aquellos que celebramos con entusiasmo, los que vienen marcados en rojo en los calendarios, todos ellos tuvieron vísperas que pudieron modificar los hechos. Todos los grandes generales que han tenido que afrontar batallas decisivas, han disfrutado de vísperas en las que han tomado las decisiones fundamentales para el día siguiente (afortunadas o todo lo contrario). Los reyes han tenido día previo al de su coronación. Incluso los países viven trascendentales jornadas de reflexión. Las madres tienen su día previo al parto, día en el que ocurre algo quizás inapreciable pero que desencadena algo tan relevante como un nacimiento. Hasta las vísperas de acontecimientos inesperados son importantes, porque si en ellas hubieran ocurrido cosas diferentes, el acontecimiento inesperado quizás podría haber sido distinto también.


Sobrevaloramos las efemérides en detrimento de sus vísperas, en un juego de todo o nada. ¡Rompo una lanza a favor de estas últimas!


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