lunes, 15 de junio de 2015

UNA BUENA VIDA


Aspirar a una buena vida. Una buena vida, una expresión que nos hace pensar en disfrutar de lujos, viajes y dinero. Pegarse la buena vida decimos para ilustrar una existencia de excesos y gastos descontrolados. Pero en mi opinión una buena vida no es eso. ¿Cómo definir adecuadamente lo que es disfrutar de una buena vida?.

Para empezar, para vivir necesitamos tener cubierto un mínimo nivel de necesidades básicas y para ello hay que disponer de ingresos o recursos suficientes. Esta es una parte vital de la definición que cada uno quiera darse a sí mismo sobre lo que es tener una buena vida. Si ese nivel mínimo de necesidades incluye lujos a los que uno está acostumbrado o que desea por encima de otras cosas, los ingresos o recursos tendrán que ser altos y para ello, con una probabilidad también muy alta, tendrá que dedicar unos esfuerzos que minimizarán la posibilidad de disfrutar de la vida. Esto conduce a una espiral sin fin en la que muchas personas están atrapadas sin encontrar nunca el punto de equilibrio en el que decir basta. O peor aún, sin llegar nunca a pensar en que deberían buscar ese punto de equilibrio.


Así que hay que tener claro este primer requisito: una buena vida necesita tener las necesidades básicas cubiertas y cuanto menos cosas metamos en la definición de básicas, más sencillo y menos costoso nos será superar esta condición.


Después, una buena vida debe permitirnos desarrollar nuestras inquietudes naturales, debe permitir nuestro crecimiento personal, debe hacernos sentir que de alguna manera estamos vivos. En definitiva, una buena vida debe darnos la oportunidad de ser nosotros mismos.


¿Queda algo más para definir lo que es una buena vida? No creo en dogmas ni en definiciones incuestionables, por lo que entiendo que cada uno tendrá sus propios matices. En mi opinión, una buena vida además de lo anterior es aquella que se da en buena medida a los demás. Colaborar en proyectos sociales, comunitarios o humanitarios es una forma. Pero no se debería dar ese paso sin dedicarse lo suficiente a las personas más cercanas: familia y amigos. Así que aquí tenemos el otro requisito para experimentar una buena vida: poder atender, apoyar y ayudar a las personas que queremos y nos quieren y disfrutar de su compañía. 


Si sumamos las tres condiciones, ya podemos atrevernos a lanzar una definición:


Una buena vida es aquella:

* en la que se dispone de suficientes recursos para cubrir las necesidades básicas, 
* que nos permite ser nosotros mismos y desarrollarnos como personas 
* y que, además, permite también atender, apoyar y ayudar a las personas que queremos y nos quieren, familia y amigos, y disfrutar de su compañía.

En el fondo, la vida, sin adjetivos, es la lucha por el equilibrio razonable de estos tres puntos


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