viernes, 11 de mayo de 2012

SÓLO TE LLEVARÁS ESO



Nadie que me conozca diría de mi que soy un gran aficionado al fútbol. He procurado siempre mantenerme al margen de "forofismos" e intentar conservar cierta objetividad en uno de los temas de conversación más frecuentes que uno puede encontrar en cualquier tertulia. Precisamente por ser un tema que aparece en cualquier sobremesa, alguien como yo que se mueve en el mundo comercial no puede estar ajeno a lo que ocurre en el fútbol. Me mantengo al día y, con los años, he ido apreciando y entendiendo cada vez más de este famoso deporte. Bueno, deporte y negocio, que uno va de la mano del otro sin saberse ya qué es lo que prevalece. No voy a negar que también tengo "mi equipo", en este caso el Fútbol Club Barcelona, al que prefiero ver ganar pero cuyas peripecias  nunca me han quitado el sueño.



No voy a hablar de fútbol, ¡no se me ocurriría!, pues en el fondo considero que todo este rollo de campeonatos, competiciones, polémicas, etc. son un enorme tinglado que sirve para vender prensa, merchandising y comprar audiencia para los spots televisivos (sí, lo siento grandes aficionados: esto va de este palo), pero reconozco que es un gran entretenimiento, que une alrededor de un partido a amigos y familias y que rompe con todo tipo de clanes, edades y clases sociales, siendo algo que todo el mundo puede compartir. Y es en este aspecto en el que considero que el fútbol puede hacer mucho bien o todo lo contrario a una sociedad que se refleja en este deporte.

Mucho mal cuando desde los medios de comunicación y desde esa vertiente de negocio que no busca más que vender lo que sea, sin olvidar el interés de determinados políticos, se nos equipara este deporte a gestas nacionales. Cuando "España" ganó el Mundial de Fútbol, se equiparó el éxito deportivo a una especie de reivindicación nacional del estado español que en mi opinión estaba fuera de lugar. Bueno, estoy acostumbrado, cada vez que la selección  nacional juega parece que es el propio pais el que se está jugando algo importante: ¡pero se trata de un deporte y de unos jugadores!



Mucho mal también se produce cuando figuras admiradas por miles o millones de personas (muchos niños) se expresan o comportan con ejemplos que deberían ser motivo de vergüenza, pero que desde el "forofismo" causan identificación. Esto ocurre cuando se agrede o insulta al adversario en el campo o desde las ruedas de prensa, cuando se menosprecia al contrario, cuando las excusas sirven para explicar derrotas deportivas, y un largo etcétera. ¡Cuánto daño hace todo ello!

Pero también mucho bien, cuando las estrellas deportivas son capaces de aprovechar su fama para buenas causas. Cuando los deportistas promueven ONG o aparecen juntos como amigos siendo de equipos rivales. Eso sí son buenos ejemplos. Y sobre todo, cuando de vez en cuando surge algún representante deportivo (jugador, entrenador o lo que sea) que se esfuerza por pensar que al otro lado del televisor hay personas que se identificarán con lo que diga, sea lo que sea y lo diga como lo diga (eso es el "forofismo"), entonces sí vale la pena la enorme divulgación que tiene este deporte.

Todo esto viene a cuento de una frase que dijo el entrenador del Barcelona, Pep Guardiola, en su última rueda de prensa en su estadio: "He recibido mucho amor por parte de ellos (los jugadores) durante todo este tiempo, ellos saben que les quiero mucho y esto es lo más bonito que nos queda" En un mundo como es el del fútbol, lleno de testosterona, donde las palabras gruesas son el escape habitual para gritar consignas en los campos, donde se apela siempre a la "rabia", la "fuerza", a "ponerle lo que hay que poner" y donde el contrincante en la competición es señalado como un enemigo poco menos que militar, hablar de amor parece que lo desenfoca todo. ¡Pero se trata de eso! Sé que es un recurso muy sobado y que se hace con demasiada facilidad, pero pongámoslo en clave de empresa: ¿saben los mánagers que se trata de eso? ¿Saben las personas que han tenido la suerte (da igual que se lo hayan ganado y que lo merezcan, al final siempre hay una pizca de suerte en todo lo que nos pasa, ¿o no lo crees así?) de tener la responsabilidad de dirigir un equipo de personas que se trata de amor? No hay más. Sólo si logras sentir afecto por las personas que diriges, si eres capaz de "quererlas" podrás ayudarlas en su desarrollo profesional y personal y recibirás a cambio pruebas de la misma moneda. Seguro que lo de Guardiola tiene mucho de postura, que es un comportamiento estudiado, pero eso no importa. Lo que importa es que sea así. Y lo que importa es que así es como su equipo ha ganado una y otra vez, un campeonato y después otro. Y tampoco importa que no se gane siempre. Lo principal de este año, la Liga española y la Champions europea, se han quedado por el camino para el equipo de Guardiola y aún así la afición le ha brindado una despedida nunca vista a su pronto ex-entrenador. Da amor y recibirás amor. Quiere a tu equipo y habrás puesto la primera piedra para conseguir los desafíos que te propongas. ¿Quién dice que amor, exigencia y éxito no pueden ir de la mano? Cuando un día dejes de ser "el jefe" sólo te llevarás las cosas buenas que hayas hecho, el cariño que hayas dado, el amor que hayas regalado. Sólo te llevarás eso.


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